Ya está bien de palabras

Tengo ahora mismo a uno en mente que, a cuenta de toda la que nos ha caído desde el cielo, en forma de nieve, viento y lluvia, se habría dado ya un repaso por los despachos de aquellos que pueden soltar la pasta gansa o influir en ello, para convertir una catástrofe en toda una oportunidad. Oportunidad para resolver, por la vía de urgencia, los daños causados.

El sábado este periódico informaba de los desperfectos provocados por el temporal: 1,5 millones de euros, 145 árboles caídos, 31 muros venidos abajo, desprendimientos en las laderas de la Beniata y en la calle Órbera con el cierre del tráfico de la calle Alicante, en el primer caso, y de dos filaes en el otro. No sé a ustedes, pero no parece poca cosa lo ocurrido. La comparecencia del alcalde, Toni Francés, junto a los ediles Raül Llopis, Manolo Gomicia y Jordi Martínez hacen pensar en una situación catastrófica. Y una puesta en escena de esta envergadura, sin embargo, no estuvo acompañada ni de soluciones, ni compromisos. Ni de la presencia de alguno de esos altos cargos que visitan la ciudad en fiestas o para descubrir el Tirisiti.

Francés ya mostró el viernes su temor a que el interior vuelva a ser el gran olvidado de las ayudas para paliar los daños. No va mal encaminado. El Consell “ya ha establecido un cronograma de trabajo para reparar las infraestructuras de la forma más ágil y rápida posible”. En la costa, claro. Lo dijo ya el pasado miércoles Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo. Aquí ni flowers, pese a que Alcoy estuvo trece horas incomunicada por la nieve y el domingo, media ciudad quedó sin servicio de autobús, porque entre el cierre de la Beniata, el Fernando Reig y la procesión del Jesuset, no había forma de llegar a determinados sitios.

Ya está bien de hablar de vertebrar el territorio, del turismo de interior, de echar flores a los territorios más desfavorecidos. Ya está bien de palabras. Ahora necesitamos soluciones. Y si no nos las dan, habrá que ir a exigirlas. Pero ya.

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