¿Y ahora qué?

Esa es la pregunta que se hacen muchos aficionados blanquiazules. El domingo, nada más terminar el partido, las redes sociales se llenaron de comentarios pidiendo cabezas. La primera, la de Palop, como máximo responsable de uno de los mayores fracasos del Alcoyano en mucho tiempo.

Al de L’Alcúdia se le entregó por desembolso realizado durante el verano un Mercedes último modelo para competir con los mejores coches del campeonato pero por unas razones u otras nunca terminó de ir demasiado fino, sobre todo en los momentos cruciales de la competición, cuando hubo que exprimir al máximo sus prestaciones.

Palop es otro ejemplo de jugador de élite que se ha estrellado en su primera experiencia en la Segunda B. Su carisma no le ha llegado para aglutinar en torno a un objetivo todo el potencial que se le puso en sus manos. Fracasó estrepitosamente a la hora de sacar jugo a futbolistas contrastados en la categoría caso de Abraham, Julio de Dios o Devesa, por no hablar de Rubén Ramos, mientras que otros a los que se fichó como jugadores de futuro como Mustafá o Álex Rubio se fueron antes de hora y por la puerta de atrás.

La figura de Juan Serrano tampoco escapa a las iras de los aficionados. Son tres años consecutivos fuera del play-off, cuando antes con menos medios se había convertido en el hábitat natural del Deportivo. El presidente fue el primero en azuzar el fuego con aquella célebre frase asegurando que por fin se había conseguido firmar a los jugadores que querían sin segundas o terceras opciones.

Empieza a quedar muy atrás en el tiempo aquellos primeros años de su mandato en los que con poco y una gestión que partía desde la sensatez, el club consiguió mucho y por estos lares se vieron jugadores que eran poco conocidos y algunos han terminado en Primera División.

El efímero paso por la Liga Adelante dejó las arcas de la entidad con dinero fresco y una peligrosa tentación a jugar a secretario técnico y entrenador para fichar con los bolsillos llenos.

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