Un Terra d’Art con mucho aroma

Cual anuncio de compresas, ¿Alguien sabría decirme como huele un lichi? ¿Y un guayabo? ¿Y una carambola?… Son todo frutas tropicales, que seguro que cualquier persona de origen sudamericano podría identificar sin problemas, pero que a la mayoría de nosotros nos resulta difícil de reconocer.

Y es que la parte olfativa en una cata suele ser la más frustrante y hace que muchos, cuando doy catas y cursos, diga “yo no tengo buen olfato”.

Sólo deciros que el olfato, como todos los sentidos, hay que educarlo y si nunca hemos probado un lichi, es difícil que podamos descubrir su aroma en un vino. La memoria, el recuerdo y las experiencias pasadas son importantes para identificar ciertos aromas.

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La potencialidad aromática es algo deseado por cualquier enólogo, el olfato marcará que un vino nos atraiga y nos lleve a desear probarlo y descubrirlo… En bodegas Terra d´art, son conscientes de ello y por eso buscan vinos sorprendentes en nariz, y son capaces de obtener de una variedad típicamente valenciana como la Merseguera y muy neutra en nariz, una complejidad y potencialidad difícil de encontrar en otros vinos elaborados con esta variedad. Aromas de fruta tropical, flores blancas… y una gran untuosidad en boca.

Esta bodega, ubicada en el valle de Ahillas, disfruta de unos viñedos con alturas que van desde los 800 a los 1.100 metros. Que le permiten grandes contrastes de temperatura en la fase de maduración de la uva entre el día y la noche.

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Pero además el viñedo tiene más de 60 años y abandonado durante tres años, la familia Maríinez Palmero, decidió recuperarlo e invertir otros tres años para volverlo a poner en producción, con la idea de mantener un viñedo viejo y poco productivo para poder obtener el gran vino que hoy descubrimos.

Salud!

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