Un pueblo en retroceso
El censo municipal alcoyano lleva años en descenso. Según los datos publicados, en el año 2013 nuestra ciudad ha perdido setecientos treinta y dos vecinos y más del doble de esta cifra en los últimos cinco años. No parece que las cosas vayan a mejorar si tenemos en cuenta que la actividad industrial, que es la que hace crecer a los pueblos que están lejos de las costas, no aumenta en el nuestro, más bien al contrario. Corren malos tiempos para la demografía alcoyana y a la pérdida de habitantes se une el negativo crecimiento vegetativo de una población en la que mueren más personas que nacen. El retorno a sus países de muchos inmigrantes, expulsados por la profunda crisis que sufre no sólo Alcoy, también el resto de España, con salarios cada vez más bajos y constantes recortes en educación, sanidad y numerosos servicios sociales, ahorros en bienestar y calidad de vida que tanta satisfacción causan al presidente Mariano Rajoy y a su gobierno, el futuro que nos espera es preocupante.
La evolución del padrón de habitantes de Alcoy desde el año 1996 demuestra que ya entonces nos habíamos situado en los sesenta mil y pico de habitantes. El hecho podríamos considerarlo casi como bueno si tenemos en cuenta que una ciudad con alrededor de sesenta mil habitantes que posea aquellos servicios considerados sustanciales, bien dotada de escuelas e institutos, con universidad y hospital público, al lado de una autovía y con estación de tren, además de numerosas instituciones sociales y culturales, algunas centenarias, es una ciudad casi ideal para vivir en ella.
A mí me parece que el problema no está que en estos últimos diecisiete años Alcoy apenas ha mejorado su censo, sino que miles de alcoyanos que en 1996 estaban en activo, que ocupaban un puesto de trabajo (mejor pagados que otras personas más jóvenes que ahora hacen el mismo empleo), hoy aquellos trabajadores están jubilados, forman parte de la llamada tercera edad. Y el censo de pensionistas, junto con el de desempleados, aquí supera al de ciudadanos en edad laboral. Ante esta realidad a los optimistas sobre nuestro futuro deberían ingresarlos en Santa Faz.
Y es que al paso que vamos, cada vez con menos puestos de trabajo, con pocos nacimientos y nula inmigración, el nuestro acabará convirtiéndose en un pueblo de personas mayores. En un futuro muy cercano la mayoría de paisanos pasarán el día dando la vuelta a los puentes, otros grupitos Alameda arriba Alameda abajo, también caminando por la “vía verde” o jugando por las tardes en los parques con los nietos y los mejor conservados físicamente, de excursión por los alrededores de la ciudad.
El tema es como para preocuparse y tal vez por eso al gobierno municipal que preside Antonio Francés se le ocurrió el pasado mes de diciembre presentar el llamado “Plan de Movilidad”que, entre otros proyectos, contemplaba como medio alternativo los desplazamientos en bicicleta por las calles de Alcoy aparte de otras mejoras peatonales. Lo de facilitar el tránsito a pie por calles y plazas, sobre todo creando espacios exclusivos para paseantes en el Centro Histórico y en las calles del centro urbano, es interesante ya que dentro de poco tiempo en esta ciudad seremos casi todos peatones, pero a la fuerza porque los médicos lo primero que aconsejan a los jubilados es que caminemos mucho. Sin embargo lo del “carril bici” lo veo más complicado, no sólo para las personas mayores, también para los jóvenes siempre que éstos no puedan emular con facilidad a Alberto Contador… Pero el Plan municipal no contempla la creación de industrias, o al menos de suelo industrial.
En resumen, no es que uno trate de amargarle el día a quien lea esto pero la realidad es que el futuro de este pueblo no pinta como para tirar cohetes. Vamos perdiendo habitantes igual que desde hace décadas desaparecen industrias, sobre todo textiles y metalúrgicas porque la papelera hace casi veinte años que dejó de existir. Tal vez por la pérdida de empresas que hemos sufrido varios cientos de alcoyanos emigran a diario hacia otros pueblos cercanos para trabajar. El pueblo en el que nacieron es incapaz de darles empleo por eso es lógico que Alcoy pierda habitantes año tras año. Vivimos en un pueblo en retroceso.