Toni Seligrat: “Si me tocara la lotería, entrenaría gratis”

Detrás de esa figura seria, que a simple vista puede parecer impenetrable, se esconde un tipo atento, buen conversador y tremendamente afable, que disfruta como el que más hablando de su trabajo, pero sobre todo de su gran pasión, que no es otra que el fútbol. Toni Seligrat ha sido el gran descubrimiento de este Alcoyano de autor que no deja de acumular elogios y que tiene enganchada a una afición que ha recuperado la ilusión por su equipo de la niñez. Con él en el banquillo, han vuelto aflorar las señas de identidad que identificaban a un club que con los experimentos de los últimos tiempos había perdido gran parte de su esencia y que alejó a muchos seguidores de la grada del Collao.

–¿El fichaje por el Alcoyano te ha permitido reencontrarte con tu niñez?

–“Así es. Yo soy de Torrent, mi familia es de allí, pero una hermana de mi abuela se casó con un alcoyano y se vino a vivir aquí. Era una costumbre venir a verles varias veces al año. Desde bien pequeño recuerdo visitas en Navidad, Semana Santa y, sobre todo, en verano. Me acuerdo que vivía más arriba de lo que es el colegio La Salle. Alcoy siempre ha sido especial porque me trae recuerdos de mi niñez. A medida que fui haciéndome mayor, dejé de venir porque prefería quedarme en casa con los amigos. Aquella relación fue enfriándose hasta el punto que acabó perdiéndose el contacto. Es más, tengo la anécdota de que Amparo, una de las grandes aficionadas que tiene el Alcoyano, es familia mía. Hace dos temporadas me dijo que estuvo en Torrent en el partido que el Alcoyano disputó en casa del Huracán y no sabía que su primo era el entrenador rival. El otro día estuve en el Hostal Savoy y me enteré que uno de los camareros era primo mío. Es también normal, es una relación que se cortó y hacía más de veinte años que no habíamos vuelto a vernos”.

–Llegaste a hacer carrera como jugador de Tercera División y siempre alejado de la Comunidad, en clubes catalanes y aragoneses. Ha sido como entrenador cuando has llegado a niveles que como futbolista no conseguiste

–“Tuve claro que como jugador tenía unas limitaciones e iba a tener complicado llegar a la élite, que era mi sueño de niño. Ello me llevó a la idea de compaginar ser jugador con estudios y que el fútbol fuera la ayuda que me permitiera conseguir una carrera para seguir vinculado de alguna manera con mi gran pasión. Hubo un momento que tuve que priorizar, sabía que como futbolista no tenía condiciones para llegar más arriba, por lo que me volqué con mis estudios de Educación Física, pero nunca dejé por completo el fútbol, que era lo que más quería. Colgué las botas con 33 o 34 años, ahora mismo no recuerdo bien, pero ya hacía algún tiempo que compaginaba ser jugador con dar clases en institutos”.

–¿Por qué ese empeño en ser entrenador, la mayoría de licenciados en Educación Física derivan hacia otras ramas de la preparación, siendo contados los casos que acaban en un banquillo de fútbol?

–“Mi gran sueño de niño era ser futbolista profesional, quizás por ello lo que más se acercaba a ser jugador era hacerme entrenador. Decido que quiero empezar como mínimo en Tercera, puesto que la Preferente es una categoría menos seria y con poca cultura del trabajo. Surge la oportunidad de dirigir al Teruel, lo que significa máxima exigencia para alguien como yo que acaba de estrenar su carnet de entrenador. Llego a un club con mucho nombre pero sumido en una grave situación económica y a falta de tres jornadas decidido dimitir. Lamentablemente es el pan nuestro de cada día para los que nos dedicamos a esto del fútbol. Pasa en Tercera, Segunda B y hasta en Primera División. Por desgracia es algo que tenemos asumido los que vivimos de este deporte. Lo del Alcoyano es una isla y el punto diferenciador con respecto a la inmensa mayoría de clubes. Lo que hay aquí no lo he visto en ningún otro sitio en el que he estado como entrenador”.

–¿Y empieza el peregrinaje como técnico?

–“Efectivamente. Me quedo sin equipo para iniciar la temporada siguiente pero surge la posibilidad de marcharme a Menorca. El entrenador del Ciutadella tiene una oferta para dirigir al Playas de Jandía que entonces estaba en Segunda B, y allá que me voy. Hacemos un buen año y al siguiente me llega una oferta del Sporting Mahonés. En la primera temporada logramos el objetivo de hacer play-off y caemos eliminados por el Girona. En el segundo año, explota la crisis inmobiliaria y de los veintidós futbolistas con los que empiezo la temporada, solo se quedan dos. Terminamos esa campaña en mitad de la tabla. Surge entonces la oportunidad de marcharme como segundo de Juan Carlos Oliva al Aris de la Primera División griego. Aquello termina mal, le cesan nada más iniciarse la competición, a mí me proponen quedarme en el filial y decido venirme a España”.

–La experiencia en Menorca no solo coloca a Toni Seligrat en el mapa de los entrenadores sino que allí conoce a su mujer Vitoria, madre a su vez de su hijo Toni, de 5 años. ¿Tras Grecia eliges Torrent para formar una familia y tu primer destino como entrenador es el Gandía?

–“Llego faltando cuatro jornadas y logramos ascender a Tercera División. Fue llegar y besar el santo como aquel que dice. Al año siguiente, repetimos y subimos a Segunda B. (Con Seligrat en el banquillo, el Gandía gana en el Collao, derrota que desencadena el cese de Paco López y la llegada de David Porras, con el que el Alcoyano esa temporada regresa a Segunda A tras más de cuatro décadas). Dejo el Gandía y ficho por el Olímpic, ascendemos el primer año y en el segundo hacemos una gran campaña. (El Alcoyano llega a plantearse su fichaje, pero al final se decanta por Asier Garitano). Me marcho al Lleida y los dos años que estoy allí logramos hacer play-off. En el primero nos elimina el Jaén y en el segundo, el Leganés. Ambos acaban ascendiendo a Segunda. Lo mismo me pasa el año siguiente en Huracán. Me hago cargo del equipo en la jornada 14 y logramos hacer play-off. Nos elimina el Huesca, que también ascende. La temporada pasada sigo en el Huracán y en la séptima jornada decido dimitir ante el desastre que había en el club y que luego desembocó en su desaparición”.

–Llevas tres ascensos de categoría –dos de ellos a Segunda B– y tres play-off consecutivos a Segunda División, ¿pero aún así te cuesta encontrar destino?

–“He tenido momentos en mi carrera como entrenador en los que me he llegado a plantear seriamente si valía la pena seguir en esto y buscarme otra cosa. La inestabilidad en la que vives, no solo te afecta a ti sino a todo tu entorno familiar y no siempre es fácil de llevar. No lo he hecho porque me gusta el fútbol, disfruto con mi trabajo y hace tiempo que tengo un objetivo, que es ser entrenador profesional. No sé cuándo lo conseguiré, lo único que tengo claro es que algún día lo lograré y ahí sigo en el empeño. Tengo un cartel y un nombre dentro de la Segunda B, pero aún así cuesta encontrar destino. La competencia es feroz, son muchos técnicos los que estamos ahí y muy preparados. Luego están los exfutbolistas profesionales, que cada vez son más los que deciden seguir como entrenadores y también buscan empezar en esta categoría”.

–¿Te gusta que tu familia vaya a ver los partidos del equipo que entrenas?

–“No me gusta nada, soy contrario a ello, porque en tu casa se dicen muchas cosas. Como visitante es otra cosa y no me importa que vayan, los comentarios que puedan haber hacía el entrenador rival son diferentes, pero en casa muchas veces es complicado ser la mujer o el hijo del entrenador. El mío ya tiene 5 años, empieza a darse cuenta de muchas cosas y es tremendamente feliz poniéndose la camiseta del Alcoyano e ir al Collao a ver a su padre”.

–¿Por qué esa pasión por el fútbol?

–“Es algo irracional, no sé explicarlo porque tampoco me viene de familia. Mi padre le gusta el fútbol, pero sobre todo es un aficionado a todo tipo de deportes. Puede estar sentado horas delante del televisor viendo lo que sea. Es una profesión que me llena mucho, hasta el punto de que si me tocara la lotería, tengo claro que seguiría dedicándome gratis a lo mismo. Mi mayor placer es el día a día, los entrenamientos, el contacto con el jugador, el concepto de trabajo y el desarrollar una idea, son los aspectos que a mi particularmente me dan un plus de satisfacción. Luego los partidos es otra cosa. Es más de sufrir y en el fútbol actual aún más, donde todo se ha igualado una barbaridad y cuesta mucho ganar”.

–Para encontrar al Toni Seligrat más genuino hay que verle en el día a día donde llama especialmente la atención su gusto por estar en permanente contacto con el futbolista en los entrenamientos

–“Al futbolista tienes que estar constantemente redirigiéndolo para que no se olvide de las cosas importantes y recordarle que está en el camino marcado. Muchos de ellos apenas tienen 20 años, son niños pasionales y algunos podrían ser tus hijos, de ahí que tienes que estar encima. Soy de los que piensa que el jugador debe estar centrado solamente en lo que le mande su cuerpo técnico, para otros aspectos como si el equipo va a jugar con 4 o 5 defensas, habrán o no bajas en el mercado de invierno, ya es tarea del entrenador”.

–¿Crees que hablar tanto de la BBC o la MSN está haciendo mucho daño al fútbol de estas categorías?

–“El otro día surgió este tema en el vestuario y le pregunté a los jugadores si habían visto el Levante-Rayo Vallecano, que es de los mejores partidos que se pueden ver en Segunda División, una categoría en la que en teoría aspiramos a jugar el año que viene. Nadie lo hizo pero en cambio sí que todos se preocuparon de ver algún partido de la Champions. Si mi aspiración es jugar en Segunda División, lo normal sería fijarse en lo que hace por ejemplo Roger y no Messi o Cristiano Ronaldo. Hace poco se jugó el Clásico, llevo años sin verlo, prefiero mirar un Llagostera-At. Baleares, por ejemplo. Cada fin de semana me gusta ver mínimo un partido en directo de la categoría en la que estoy entrenando y luego entre semana de dos a tres partidos grabados de Segunda B y alguno de Segunda División, categoría en la que algún día me gustaría entrenar”.

–Se habla mucho de la pizarra de Toni Seligrat, ¿es acertada o no esa fama de técnico meticuloso a balón parado?

–“Quiero responder con una pregunta: ¿Cuántas veces se detiene el balón en un partido de Segunda B? Unas 90 veces de media, eso significa que cada minuto se para la pelota. No es algo que diga Toni Seligrat, sino que es un dato que he constatado yo mismo. Con esa estadística en la mano, ¿Cómo no voy a darle importancia al balón parado? ¡Si hasta deciden finales de Champions! Uno de cada tres goles, ya sea en Primera, Segunda o Tercera División, son a pelota parada. Será importante entonces, digo yo. No tengo la estadística exacta pero cerca de un 40 por ciento de los goles que han conseguido mis equipos han sido de estrategia. Es un dato objetivo, por lo que será importante trabajar esos conceptos”.

–Como romántico de este deporte, ¿habrán aspectos del fútbol con los que no te identifiques?

–”Sobre todo me incomodan los oportunistas, la mala gente que se refugia en su entorno para hacer daño. Como espectáculo que es, atrae a gente en dos direcciones y no siempre llega a tocar la fibra buena. Muchas veces es el lugar idóneo para que el ser humano saque a relucir toda su maldad. Lamentablemente hay mucha gente mala que se siente a gusto dentro del mundo del fútbol. También es el único espectáculo en el mundo en el que puedes ponerte delante de un Policía y empezar a insultarle sin que pase nada. A partir de ese instante, un aficionado pierde el respeto a un entrenador, a un jugador o a un árbitro”.

–Te has declarado agnóstico, dices que no crees en un Dios, una reflexión muy personal pero que tú te has atrevido a hacer pública.

–“Dije esto porque mi Dios, por decirlo de alguna manera, es el trabajo y las personas. Creo mucho en lo que hacemos, aunque reconozco que toda ayuda viene bien y es algo que me inculcó mi madre desde pequeño, que sí es creyente. Tengo claro que cuando caigo enfermo, pienso en ir al médico, si no tengo trabajo recurriré a un directivo y si no hacemos gol, al delantero que tenga. Digo esto porque no creo que jugaré mejor o meteré más goles si me santiguo antes de saltar al campo o piso el césped con la pierna derecha”.

–¿Tienes algún referente como entrenador?

–“Trato de fijarme en otros pero siempre he buscado hacer mi propio camino. De los grandes entrenadores me gusta el juego combinativo de Guardiola, la intensidad del Cholo Simeone, el orden táctico de Benítez o el fútbol total de Arrigo Sacchi. Pero por encima de estilos y nombres lo único importante en este deporte es ganar. El fútbol de hoy en día no tiene paciencia y es una milonga que se hable de proyectos cuando ya se están echando entrenadores en pretemporada, hasta eso empieza a contar. Se habla de la posesión, pero de nada sirve tener mucho el balón si no eres capaz de hacer gol. Entonces habrá que plantearse atacar rápido para tratar de sorprender a tu rival. Yo me considero un amante de la velocidad en el fútbol, solo así encuentras más facilidades a la hora de tener espacios e impedir que el equipo rival se sienta cómodo a la hora de defender”.

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