Toca aplaudir
Y al séptimo partido llegó la resurrección del Alcoyano. Fue como una especie de liberación. Muchos casi se habían olvidado de celebrar una victoria como la del domingo en el Rico Pérez. El equipo ya vivió la tarde del Mig Any un subidón enorme con el triunfo en Elche, aunque no tuvo ni los tintes casi épicos, ni la emotividad, ni se dieron tantas circunstancias juntas para vibrar como se hizo cuando Eldin superaba a su excompañero Falcón con un toque de calidad. En el Martínez Valero ganó a la contra, frente a un rival que creyó que iba a llevarse la victoria con la gorra, pero en el derbi los blanquiazules le discutieron el balón al Hércules, que en crisis o no, tiene un equipazo y no está al alcance de cualquiera ir a un escenario como el Rico Pérez y gobernar el partido con la personalidad que lo hizo el Deportivo. Hay que quitarse el sombrero y aplaudir la actuación del Alcoyano el domingo. Unos aplausos que habrían de comenzar por el propio Galiana, que llegó al derbi con la soga al cuello y consciente de que un nuevo tropiezo le podía costar el puesto. El murciano demostró que sabía perfectamente como meter mano al Hércules y la primera decisión valiente fue darle el 9 a Lino para desgastar a la lenta zaga local para luego dar entrada a David Torres y marcar diferencias con su experiencia. Y el guión se cumplió a la perfección, puesto que el gol de Eldin nació de un pase de David Torres que vio como nadie la manera de romper la defensa herculana. Otro gran acierto de Galiana fue darle la batuta a López Silva. El ex del Cádiz y Córdoba fue el mejor del encuentro con diferencia. Si el Alcoyano se adueñó por completo de la posesión fue por el magnetismo que ejerció el onubense a la hora de jugar el balón. Pero lo cortés no quita lo valiente y si a ras de césped dio toda una lección de mando sobre la manera de manejar el derbi, fuera patinó como un recién llegado. Dio la sensación en la rueda de prensa tras el partido de que en cada frase se estaba acordando de los que le criticaron recientemente. Se mostró serio y punzante, como si alguien le debiera algo, cuando era un buen momento para hablar de fútbol, poner en valor el magnífico partido realizado por el Alcoyano y acordarse de una afición que lo está pasando mal. En fin, doctores tiene la iglesia y prefirió cobrarse una deuda que solo existe en su cabeza y dejó escapar una buena oportunidad para limar asperezas y que todo vuelva a la normalidad.