Solos en casa: cómo abordar las conductas destructivas
VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora canina en Diéresis Animal.
Un gran número de consultas que nos llegan a Diéresis Animal vienen determinadas por problemas derivados de conductas destructivas en el hogar cuando los perros se quedan solos en casa. Como en cualquier problema de comportamiento, la primera pregunta que deberemos hacernos será: ¿para qué lo hace?, es decir, intentaremos obtener la funcionalidad del comportamiento. Destruir cuando se quedan solos puede venir determinado por varios motivos, el más común suele ser aburrimiento –sobre todo en el caso de cachorros– junto con las conductas exploratorias típicas y normales de esa edad.
Otra de las razones puede ser por desarrollo de ansiedad por separación y/o soledad; los perros en este caso no han aprendido a quedarse solos y ésto les produce mucha ansiedad y estrés, que intentan paliar con diferentes tipos de comportamientos como ladrar, aullar, romper objetos o incluso “perder” el control de necesidades cuando los dueños están ausentes, mostrando uno o varios de estos comportamientos a la vez.
Existen unas pautas generales que deberían aplicarse a cualquier perro que llega nuevo a casa para evitar que se desarrollen conductas destructivas por aburrimiento y/o exploración. Asimismo, estas pautas también se pueden aplicar para trabajar la ansiedad por separación en perros que ya presentan este problema. Veamos cómo proceder.
Las 6 claves para evitar el desarrollo de estos problemas son: 1. Área de confinamiento para períodos largos, 2. Juguetes rellenables, indestructibles y variables, 3. Lugar para hacer sus necesidades, 4. Agua y comida, 5. Tiempos progresivos, 6. Estado del perro.
El área de confinamiento para períodos largos no es más que un lugar de la casa destinado al perro, en el que no pueda “cometer errores”, ésto quiere decir que no habrá nada a su alcance que no queramos que toque. Esta área puede ser, desde un parque para cachorros hasta una habitación de la casa destinada para tal fin, aunque en este último caso, siempre quedarán a merced las paredes. Uno de los errores más comunes de los propietarios es comenzar dejando a disposición del cachorro toda la casa, y a medida que va “cometiendo errores”, cerrarle acceso a determinadas habitaciones. ¡Un detalle muy importante que debemos tener en cuenta es que un solo error predispone a errores futuros!
Para evitar por tanto que nuestro cachorro se equivoque tocando cosas que no le corresponden –cosa normal, ya que los cachorros exploran con la boca, al igual que los niños. Creo que a ninguna madre se le ocurre dejar al alcance de un niño cosas que no quiere que se lleve a la boca–, empezaremos su educación al revés. Esto no quiere decir que nuestro perro deberá pasar siempre sus períodos de soledad allí, es una medida temporal hasta que vaya madurando y aprendiendo cuáles son los objetos que puede tocar.
Con el área de confinamiento para períodos largos elegida, veamos qué debemos incluir en ella para que sea efectiva.
Dentro de esta área, nuestro perro deberá tener a disposición: su agua y comida, el lugar para hacer sus necesidades –lo más alejado posible de la zona de agua y comida–, y tres o cuatro juguetes, muy importante, indestructibles y rellenables como los famosos Kong o huesos de cuero que poder mordisquear. Un detalle importante en este punto es que estos juguetes solo los tendrá cuando vaya a quedarse solo, y estarán rellenos de algo muy apetitoso e interesante. Además, tendremos preparados más juguetes para poder ir cambiándolos semanalmente.
Personalmente, no soy partidaria de añadir una camita en esta área, ya que normalmente se convierte en algo muy divertido que destruir. Lo que suelo añadir es su transportín con, como mucho, una toalla vieja.
Ya tenemos claro cómo debe ser el área en el que nuestro perro pasará los períodos de soledad, ahora solo nos queda comenzar con el aprendizaje. Las primeras veces, recomiendo dejar al cachorro dentro del área cuando nosotros estamos en casa. Por ejemplo, puedo adecuar esa zona en la cocina, y acostumbrar al cachorro a quedarse ahí dentro, con sus juguetes y cosas interesantes que hacer mientras yo cocino.
El siguiente paso, sería habituar al cachorro a permanecer allí mientras yo hago otras cosas por la casa, el siguiente mientras salgo 10 minutos a comprar el pan y así sucesivamente, aumentando la dificultad de forma muy gradual. Si lo hacemos de forma paulatina, el perro aprenderá que ese lugar es algo mágico y divertido.
Un último detalle a tener en cuenta es el estado del perro. Itentaremos que siempre que nuestro perro vaya a permanecer en esa área, es porque anteriormente ya ha salido, corrido, “hecho de perro” y saciado sus necesidades básicas de especie, para que pueda encontrarse más tranquilo, y a poder ser, que asocie ese espacio con momentos de tranquilidad e incluso de dormir.