Siete razones por las que un perro tira de la correa
Vanesa Carbonell, educadora y entrenadora canina en @DiéresisAnimal
Una de las cuestiones más importantes a la hora de salir a pasear con nuestro perro, es que debemos ser conscientes de que el paseo es para él, no para nosotros. Podemos aprovechar la salida para tirar la basura, por ejemplo, pero el resto del tiempo debe ser dedicado única y exclusivamente a nuestro can. Eso conlleva dejar de lado el teléfono móvil, las conversaciones por whatsapp y en definitiva, todo lo que no sea atender a lo que nuestro perro necesita. El paseo es un momento estupendo para generar buenos hábitos, y sobretodo, evitar los erróneos como coger cosas del suelo, por ejemplo.
Todo ello solo podremos conseguirlo si atendemos a lo que nuestro perro hace o no hace durante el mismo. Uno de los detalles más importantes a la hora de pasear es comprender que nuestros perros reconocen y exploran el entorno con la nariz, no con los ojos. Si mi perro quiere pararse cinco minutos a olisquear una farola, es mi obligación permitírselo; con esa acción está obteniendo datos de qué perro pasó por allí, si era majo o no, qué comió la noche anterior, su tamaño y en definitiva muchísima información valiosa.
Los perros se sienten más inseguros cuando van atados
Otra de las cuestiones importantes a tener en cuenta es que los perros se sienten más vulnerables cuando van atados, ya que ante una posible amenaza – un abuelito con un bastón que tiene pinta de ser peligroso, un autobús que pasa demasiado cerca, un perro gigantesco que pasa por nuestro lado…– no tienen la posibilidad de coger la distancia que necesitan, por lo que, sobre todo en perros inseguros, el paseo se convierte en una situación muy estresante.
Tras varias repeticiones de situaciones que producen inseguridad, ya no hace falta que ocurra nada malo, el paseo se ha asociado con el estrés y la ansiedad, y automáticamente se producirá la situación de pasear con tensión en la correa. Conociendo los miedos de nuestro perro y dándole el espacio que necesita ante posibles amenazas, evitaremos que aprenda a tirar para escapar por sus propios medios.
Damos tirones cuando estira
Ésto suele ser el como el pez que se muerde la cola. Un perro que estira de la correa lo hará por alguna razón determinada, si no conocemos la razón, darle tirones solo llevará al perro a estresarse más y sentirse confundido, ya que no es la manera más correcta de explicarle a un perro que ese comportamiento no nos gusta.
Usamos collar en lugar de arnés
El cuello del perro, morfológicamente hablando, es idéntico al de los humanos. Usar collar con un perro que tira de la correa solo le generará dolor y molestias, con la consecuente asociación de estrés durante el paseo.
Da igual si el collar es de ahorque, de pinchos o normal; puede que al principio el perro no tire tanto porque es una herramienta que todavía no conoce, pero al final, la mayoría de ellos se habitúan, y sigue pudiéndoles más la ansiedad que el dolor, por lo que terminan volviendo a tirar de la correa. El arnés es un elemento más amable, que evitará generar asociaciones negativas durante el paseo.
No disfruta de un rato suelto
Un detalle fundamental si queremos ofrecerle una buena calidad de vida a nuestro perro. Nunca me cansaré de repetirlo, los perros necesitan pasear sueltos al menos una vez al día.
Teniendo en cuenta las legislaciones vigentes –¡por la calle no! bajo ningún concepto–, tenemos pocos espacios adecuados –los parques para perros son el mejor lugar para enseñar a tu perro malos hábitos y estropear su socialización, por lo que para mi no suelen ser buena opción–, pero teniendo entrenada una buena llamada y buscando lugares adecuados para ello, nuestro perro verá saciadas sus necesidades básicas y después podremos disfrutar de un paseo con correa más relajado.
Quiere acceder a algo y no le he enseñado cómo pedirlo
Puede que no hayamos enseñado a nuestro perro ejercicios de autocontrol, y en cuanto quiere acceder a algo, tira de la correa con todas su energía y vitalidad perruna. Algunas de estas cosas pueden ser: el parque, un olor en un árbol, saludar a una persona o a un perro, llegar hasta el portal de “casa de los abuelos”… En este caso, la solución es tan sencilla como enseñarle a pedirlo de otra forma. Yo personalmente a los mios les enseño a sentarse y mirarme, una vez lo hacen, saben que cuanto más pegaditos a mi caminen, antes llegamos al sitio; es simplemente darle una vuelta de tuerca a la situación.
No le he enseñado a pasear con correa
Ésta suele ser la causa de casi el 100% de casos. Los humanos tenemos esa absurda creencia de que los perros deben saber pasear con correa de forma natural, cuando ese comportamiento es el más antinatural de todos los que les pedimos durante su vida. Si comenzamos ese aprendizaje de cachorros, no hará falta ni un mes para que nuestro perro comprenda que pasear con correa sin tensión es la mejor manera de disfrutar de un paseo relajados, de llegar antes a los sitios, de ir a ese parque que tanto le gusta y sobretodo, de acompañarnos a todos los lugares posibles, ya que, un perro que tira de la correa está sentenciado a acompañarnos cada vez a menos lugares y pasar casi el 100% de su vida encerrado en casa.
Enseñar a un perro a pasear correctamente con correa es su pasaporte directo a una vida más plena y feliz.