Ser casa de acogida o familia de socialización
Vanesa Carbonell, educadora/entrenadora canina y estudiante de último curso del Grado de Psicología
¿Te has planteado alguna vez ser casa de acogida y/o familia de socialización? ¿Sabes qué responsabilidades y beneficios implica serlo? ¿Conoces las diferencias entre una y otra?
Hace aproximadamente dos semanas, llegó a nuestras vidas Zeta, un cachorro de 3 meses mestizo de Border collie y Bodeguero andaluz. Cuando me dijeron la mezcla de razas que portaba, supe de inmediato que no iba a ser un perro sencillo, en el sentido de que iba a necesitar una familia que le otorgara mucha estimulación física y mental; y que la sensibilidad de las razas que portaba podría dar problemas si no comenzábamos su socialización y educación temprana de inmediato. Nos ofrecimos a tenerlo en casa y ser casa de acogida/familia de socialización hasta que le encontráramos un hogar adecuado.
Ser casa de acogida implica muchas responsabilidades, pero también muchos beneficios. Dentro de las responsabilidades se encuentra la de cubrir los gastos de alimentación, vacunas etc; saciar sus necesidades de ejercicio físico y psicológico y en definitiva, intentar comenzar a amoldarle a la vida en sociedad con los humanos. Se puede ser casa de acogida de un perro joven, adulto, senior, de gatos, perros, o de cualquier otro animal. Ser familia de socialización es algo diferente a ser casa de acogida. Multitud de fundaciones y organizaciones dedicadas a los perros de trabajo como, perros de asistencia para personas con discapacidad, futuros perros policías detectores, de defensa, etc; necesitan encontrar familias de socialización para sus futuros perros de trabajo. Una familia de socialización, como bien indica el nombre, son unas personas encargadas de socializar y habituar a un cachorro a todo tipo de estímulos, sonidos, situaciones y ambientes durante su primer año de vida, para que el día de mañana no desarrolle miedos por falta de exposición. También se suelen incluir las primeras pautas de educación temprana como posicionamientos básicos y obediencia – sentado, echado, quieto, acudir a la llamada, etc -, no saltar sobre las personas, etc aunque este tipo de trabajo es más bien opcional. El único trabajo que realmente es imprescindible en esta etapa es la socialización. Es un trabajo que requiere constancia, ya que, si se trabaja diariamente es mucho mejor, pero también es un trabajo muy divertido. Un cachorro no suele tener miedo a nada, por lo que ir presentándole diferentes tipos de situaciones, personas, perros, ambientes, sonidos etc, siempre que se haga de forma gradual y divertida, es muy gratificante. Además, ser familia de socialización y/o casa de acogida es una fantástica forma de enseñar a los niños qué responsabilidades implica tener un perro antes de decidirse a adoptar uno definitivamente. Además, inculcamos valores como la ayuda a los demás, la responsabilidad, el cuidado de los animales, etc. Siempre que alguna familia me contacta porque sus hijos quieren un perro pero ellos no lo tienen claro del todo, les animo a ser casa de acogida durante un tiempo. Es una forma fantástica de hacer un “simulacro” para que los niños comprendan que tener un animal no es solo para jugar con él.
Cuando hay cachorros dentro de protectoras y/o albergues, los educadores/entrenadores nos alarmamos. Como ya hemos comentado en otros artículos, los animales – sobre todo los mamíferos – tenemos un período crítico de aprendizaje muy importante, en el que el sistema nervioso central está terminando de formarse, y que esa formación y adaptación dependerá de las experiencias que se tengan en esa etapa temprana. Que un cachorro pase este período encerrado en un ambiente tan privado de estimulación como una protectora puede implicar que luego no sea capaz de adaptarse a la vida en sociedad con humanos. En cambio, si ese cachorro encuentra una familia de socialización, y pasa este período de aprendizaje crítico estimulado y siendo expuesto a situaciones y estímulos que el día de mañana tendrá que enfrentar, estaremos realizando un trabajo de prevención estupendo que nos garantizará que su adopción sea más exitosa, ya que la probabilidad de problemas derivados del miedo será mucho menor. Aunque luego el perro vuelva a la protectora, si ha pasado su período crítico de aprendizaje correctamente estimulado, la probabilidad de problemas seguirá siendo mucho menor.
Obviamente, los adultos y senior también merecen, necesitan y agradecerán una casa de acogida, pero si nos centramos únicamente en las consecuencias científicas, los cachorros necesitan en mayor medida este tipo de ayuda para el desarrollo de su futuro temperamento.