Sant Jordi se ha pagado unos plisplais
Ayer Sant Jordi, el patrón de
Alcoy, se pagó en el cielo
una ronda de plisplais para
todos los santos que no se habían
ido todavía de vacaciones. Se le
veía contento y emocionado y no
es para menos, que los rojos del
Ayuntamiento, los del bipartito (lo de
rojos solamente se lo dicen los del
PP en la intimidad), han decidido que en 2015 se celebre
la festividad del patrón dos días en una misma semana. El
jueves y el domingo. El santo está que no cabe encima del
caballo.
Hemos pasado del desasosiego del 2014, que la festividad
del 23 de abril se quedó despeinada, negro en el calendario
local, a plantear en un pleno dos días dedicados al de
Capadocia en 2015. Aquí somos así, que igual te hacen un
homenaje que al mes siguiente de destierran. Y si no que se
lo pregunten a Rafael Tortosa.
También es cierto que la experiencia del año pasado
de vivir cinco días seguidos de asueto, con la excusa de
las fiestas, ha debido ser rentable para la hostelería y las
agencias de viajes y de ahí que igual el concejal Jordi
Martínez, que está en todo, haya apostado por repetir y
mantener el flujo de festivos.
En mi ignorancia estaba convencido de que lo de pasar las
fiestas a fines de semana tenía como objetivo no romper el
ritmo de las empresas, evitar los puentes, posibilitar que la
actividad con empresas de otras ciudades no se interrumpa…
Pero no, al parecer el truco es aprovechar los dos días del fin
de semana para disfrutar cinco seguidos de algarabía. Viva
las Fiestas.
Sant Jordi está contentísimo. El 23 de abril de 2015,
jueves, será festivo y el 26, domingo, se lo dedicamos
entero, igual hasta con retreta monógama.
Y es que –me sospecho– debía haber algún pique con la
Verge dels Lliris, a la que todos los años le dedicamos dos
días, uno en agosto, a la fresca del Carrascal, y el otro en
septiembre, de romería. Ella dos y Sant Jordi a merced de
la Semana Santa y las guerras de los calendarios. No podía
ser. Pues ya está. Todos contentos. Dos días a cada uno.
Y con Sant Jordi, contentos también, los devotos que
exigían, caiga cuando caiga, excepto en Semana Santa, que
el 23 de abril sea festivo. La tradición, aún con presidente
provisional, acaba de marcar un nuevo gol. Y es que 2015
es año de elecciones y en el Ayuntamiento deben haber
pensado que no está el horno para bollos y que mejor tener
contentos a los que se hacen oír. A los que callan, tantos y
tantos, que les den.
En cuanto los de Podemos se pongan cara al
Ayuntamiento les van a dar hasta las llaves de la ciudad. Y si
se lo proponen igual declaramos festivo el día de San Pablo.
¿Será por fiestas?