Reivindicación de los vinos rosados

El vino rosado se ha convertido en el hijo pródigo del mundo del vino. El tinto es el rey indiscutible en las cartas de vinos; el blanco, poco a poco, se va creando un lugar de mayor importancia en ellas y hay vinos totalmente sorprendentes. Luego están los espumosos, que siempre tienen su espacio y que no siempre su consumo. Pero en muchas cartas, de bares y restaurantes, el rosado no existe.

Nadie lo tiene en cuenta, porque el consumo de estos vinos, a nivel nacional, está camino de la extinción. Pedir un rosado da sensación de estar mal visto. Se le asocia al consumidor novel, que bebe rosado por no pedirse un lambrusco…

En cambio en los países nórdicos el consumo de rosados está muy de moda. Es un vino fresco, fácil de combinar con todo y que también es capaz de sorprendernos. Lo único que debemos es ser capaces de dejarnos sorprender… En Madrid se celebra este año el tercer salón de los vinos rosados, un salón dedicado solo al vino rosado. Ninguna bodega quiere perder puestos de salida, para reconquistar el mercado perdido y ser el rosado de referencia del futuro. Y en citas como esta, las bodegas sacan sus mejores armas, para recuperar al consumidor perdido, porque el crecimiento del consumo de estos vinos está ya próximo al 16%.

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Esta búsqueda por sorprender y diferenciarse, hace que las bodegas innoven y decidan hacer cosas que hasta ahora mismo eran impensables. Bodegas Pago de Cirsus, es una bodega relativamente joven, pero que su innovación continua le ha llevado a entrar en el exclusivo grupo de bodegas con calificación “Pago”. Aunque no todos los vinos que elaboran están bajo el paraguas de esta DO, como es el caso de su vino joven de Chardonnay y su rosado, que siguen saliendo con la contraetiqueta de Navarra.

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La bodega ubicada en Ablitas, al sur de Navarra, ha sido capaz de dar la vuelta en poco tiempo a sus vinos y en el caso de su rosado se ha vuelto espectacular. La complejidad, elevada a la máxima expresión, está en su rosado, fermentado en barrica y con crianza posterior de tres meses. Hace que descubramos un vino con una nariz muy compleja, huimos de los aromas de fresas y piruletas clásicas y descubrimos un vino con aromas a ahumados, naranja amarga, rosa y granadas. Tiene un color muy ligero, que es necesario fijarse para darse cuenta de que no es un vino blanco, sino un rosado suave. Y en boca es una explosión de sabor y potencia.

Es el momento de vivir “La vie en rose”

Salud!!

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