Recomendaciones para disfrutar de la playa con nuestro perro

DANIEL PÉREZ, educador y adiestrador canino en @adivoadiestra

Ya estamos todos disfrutando del veranito con nuestras mascotas, son días de playa y montaña que podemos compartir con ellos, pero conviene saber qué precauciones debemos tomar para evitar incidentes durante nuestras vacaciones.

En primer lugar, deberíamos informarnos bien de qué playas aceptan perros, ya que evidentemente no son todas; en internet podemos encontrar páginas que se actualizan regularmente con las playas que aceptan perros y en qué condiciones. Conviene tener en cuenta que de año en año, las playas cambian las normativas, por lo que no debemos fiarnos de veranos anteriores para evitar encontrarnos sorpresas.

En segundo lugar, veamos algunos consejos para prevenir problemas físicos con nuestros compañeros peludos:

– Debemos tener en cuenta el calor, en todos los aspectos: conviene llevar siempre agua y una sombrilla donde se pueda resguardar del sol. También deberíamos evitar acudir a la playa en las horas de más calor, entre las 11 y las 16 aproximadamente, la posibilidad de un golpe de calor siempre está presente.

– Otra cosa que podemos tener en cuenta es el calor de la arena, que puede producir quemaduras en las almohadillas (si nosotros nos quemamos al pisar la arena, ellos también). Existen protectores para almohadillas que podremos adquirir en nuestra tienda habitual. Asimismo, deberíamos tener en cuenta que su piel, especialmente en los perros de pelo corto, también se quema, con lo que deberíamos aplicarles protección solar en la nariz y en las zonas donde se vea la piel y repetir la aplicación en caso de que se bañe.

– También deberíamos evitar, en la medida de lo posible, que nuestro perro beba agua salada, ya que podría provocarle problemas estomacales, de ahí la importancia de que tenga agua siempre al alcance, de esta forma evitaremos que deba recurrir al agua del mar para beber.

– Por supuesto, también deberíamos tener las mismas precauciones que tenemos con nosotros mismos: medusas y corrientes por ejemplo; tengamos en cuenta que los perros no valoran el peligro de la misma forma que nosotros ni reaccionan igual.

– Por último, convendría que una vez hayamos terminado nuestra jornada playera, le diéramos una ducha para retirar restos de sal y arena que podrían provocar problemas de piel, con especial atención a las orejas, donde debemos asegurarnos de que no queden restos de arena.

¿Qué hacemos si es la primera vez que nuestro perro se baña?

Si es la primera vez que vamos con nuestro amigo a un sitio donde se pueda bañar, no nos debe extrañar que, al principio, sienta reparos a meterse en el agua. Aunque hay razas que tienen una predisposición natural a meterse en el agua, como podrían ser los labradores o los terranova, esto no es aplicable a todos, con lo cual conviene que seamos comprensivos si al principio no se quiere acercar al agua.

De sentir un cierto rechazo, debemos evitar totalmente obligarlo a entrar al agua por la fuerza, se supone que es una experiencia que debe disfrutar, no podemos transformarlo en algo traumático obligándolo, no a todos los perros tiene porque gustarles el agua.

Un buen sistema que podríamos utilizar para que se acerque al agua es aprovechar para jugar con él, podemos llevarle una pelota o cualquier otro juguete que le guste e ir tirándolo a la orilla al principio y progresivamente cada vez más lejos, antes o después acabara metiéndose en el agua casi sin darse cuenta. También podríamos jugar con él a que nos persiga e ir metiéndonos poco a poco en el agua, preferiblemente siempre en aguas poco profundas, para evitar riesgo de ahogo.

Hay mil posibilidades, dependiendo de cómo sea nuestro perro, y cada uno sabe mejor que nadie qué cosas son las que más le pueden motivar y utilizarlas para acercarlo al agua. Pero sobre todo, insisto, que sea disfrutando y jugando, jamás por obligación.

Por último, deberíamos hablar sobre las normas de convivencia en las playas. Debemos ser conscientes de que las playas son lugares públicos, con lo cual debemos procurar comportarnos de forma conveniente, ya que el que una playa para perros continúe siéndolo, está condicionado en gran medida al comportamiento de sus usuarios.

En primer lugar, debemos procurar que nuestro perro este vigilado constantemente y que no moleste al resto de usuarios, no olvidemos que nuestro perro es nuestro y el resto de usuarios no tiene por qué estar apartándolo si no quieren que se les acerquen otros perros.

Lógicamente, nuestro perro debe también ser sociable, en estas playas nos encontraremos otros muchos perros y de no serlo solo conseguiremos acabar teniendo un problema si lo soltamos, así que si no lo es, deberíamos tenerlo siempre cogido y evitar que se nos acerquen otros perros, lo cual es bastante complicado. En este caso convendría contactar con un profesional de la educación canina que nos ayude a mejorar su sociabilidad.

Por último, e importantísimo, debemos recoger cualquier resto que deje, para evitar que las playas se contaminen.

Para acabar, una pequeña reflexión: conviene que tengamos en cuenta que los propietarios de perros siempre estamos en el ojo del huracán, siempre hay alguien que está esperando la más mínima oportunidad para decir lo incívicos e irresponsables que somos. Existe la tendencia a meter en el mismo saco a los muchísimos dueños responsables por la culpa de los cuatro irresponsables que hay. Con lo cual, evitemos dar excusas para que nos juzguen a los demás propietarios de perros, mantengamos nuestro entorno limpio, ya sea la playa o la misma calle, evitemos molestar a otras personas, y de esta manera conseguiremos que la sociedad considere a nuestros perros como miembros cívicos de la sociedad en lugar de una molestia.

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