¿Por qué somos como somos?

Desde hace un tiempo, y aprovechándome de la amabilidad de nuestro periódico, he podido expresar mi opinión sobre diversos asuntos, opiniones que no alcanzo a saber si han sido correctas, o equivocadas… Es lo que suele pasar cuando nos metemos en huertos que nos son desconocidos…

El no vivir cautivo de nadie (partidos, ideologías, tendencias, etc…) ni de nada, permite opinar con libertad, con alegría, diría yo, y hace que el ver publicadas tus palabras, y tus reflexiones, te proporcionan una especie de paz interior, como con el deber cumplido…

Hace varios meses, por circunstancias que no vienen al caso, empecé a navegar por las redes (bueno, solo por una, y se me acumula el trabajo) y ahora, pasado cierto tiempo, he comprendido el porqué de su éxito. Cualquier noticia, cualquier comentario de cualquier persona, lo tiene al instante delante de sus lentes, y de sus narices… y con el dulce añadido de que, al momento, las puedes leer, las puedes valorar, comentar, rebatir, y hasta eliminar…

La cascada de información que recibimos al día, también preñada de manipulación y reiteración, nos mantiene con la mente despierta, y los resortes engrasados. Escribir en las redes es como hacerlo en un periódico, con la salvedad de que las opiniones se suceden a la velocidad del rayo… Aun así, y a pesar del placer de tener relación con tanta gente, hacerlo en un periódico importante, y más, si es el de tu ciudad, añade ese pellizquito de orgullo a la satisfacción.

Soy de los que piensa que hemos de estar informados, de que tenemos que saber, de saber lo que pasa, lo que nos pasa… y lo que puede llegar a pasarnos. De nuestro pasotismo y comodidad se sirven quienes nos gobiernan, quienes gestionan nuestras vidas a todos los niveles… Saber, estar informados, no es doloroso… al contrario, nos enriquece, hace que nuestra relación con los demás, con los amigos, en las tertulias, sea más fluida, y disfrutemos mucho más…pues nos proporciona criterio, y una mayor posibilidad de valorar las cosas.

Hace unos días asistí en Alcoy a una asamblea en la sede de una formación política (no lo hacía desde que en 1982 nos visitó Javier Solana) y confieso que me sentí emocionado… Fue agradable comprobar la naturalidad con que se movían en ella los “mayores” y los jóvenes… pude percibir allí: compromiso, fuerza, unión, experiencia… pero, sobre todo, ilusión…

Al salir del local, y camino de mi coche, me topé con un viejo amigo, y tras los saludos de rigor, y al comentarle de donde venía, me espetó, sin más, que esa gente, que viste con vaqueros, un tanto descamisados, que se reúnen en sitios donde solo se habla de izquierdas, en valenciano, y en catalán, y que están reñidos con la elegancia, no tienen nada que hacer en política, y menos, en Alcoy…

Nos despedimos seguidamente, con unos educados deseos de que nos fuera bien a ambos, y pude llegar al coche, a pesar de mi aturdimiento, sin mayores apuros…
Confieso que estuve un rato, no puedo precisar cuánto, sentado ante el volante, inmóvil, con la mirada, y el pensamiento, extraviados…

Con tristeza, puse el motor en marcha y regresé a mi casa…

Durante el viaje –poco más de treinta kilómetros– estuve rumiando sus palabras… ¿Tendría razón, en el fondo…?

Decidí que no podía ser posible, que no podía caer en esas consideraciones y creencias absurdas… Llegué a mi destino cansado, aunque pienso que no por el viaje, más bien por haber hecho trabajar en demasía a este viejo y cada vez, menos productivo cerebro mío…

Tardé un tiempo en olvidar el episodio, y como no podía ser de otro modo, todo volvió a su cauce normal… Pasados pocos días, y enredado en el facebook, me llegó la opinión de alguien que tiene hasta blog propio. Los titulares de la noticia en cuestión parecían inquietantes… por lo que opte por entrar en el mismo…

Nunca en mi vida he notado tanta ignorancia, tanta nostalgia por lo que deberíamos esforzarnos en olvidar, ni tanto odio hacía unas personas, que en realidad, no nos han hecho nada… Los comentarios incluidos en dicho blog, de diversos opinantes, son lo más repugnante, y lo más penoso que recuerde… y ya llevo unos cuantos años pululando por el mundo…

Mi primer pensamiento fue preguntarme… ¿Por qué estos comentarios, y más aún, este blog, no han sido denunciados ni perseguidos por esa famosa Fiscalía que tenemos…? ¡Cuánto daño se genera cuando el odio y la ignorancia se unen en un solo cuerpo…!

Con más tranquilidad, asumí que este país, donde el más ignorante es el más valiente, y también –como ignorante- el que menos educación y respeto exhibe…nunca va a tener paz, nunca va a afrontar los problemas (QUE SON DE TODOS) desde el mismo bando…en el mismo sentido…

Ayer mismo, comenté estos asuntos con unos amigos, y sentimos decepción y pena… asco, y pocos ánimos de volver a nuestros ordenadores… y convenimos, de manera gratificante, en un pensamiento…

… Si estas personas, sí, las de este partido, han recibido los ataques, los insultos, los desplantes, y las calumnias de tanta gente, de personas relevantes de todos los ámbitos, de alguna que otra institución, de la totalidad de los medios de este país… si estas personas de esta formación política han sido la excepción que confirma la regla de la complacencia, del amiguismo, de la impunidad, del odio y de la envidia de las otras formaciones… ¿No les parece que han superado el examen con una nota muy alta…?

Imaginen ustedes la escasa fuerza que tendrían algunos partidos del régimen sin el apoyo institucional, financiero, y de los medios… y que además, hubieran sido atacados desde todos los ángulos, un día sí, y otro también…

Se refería mi nocturno amigo a las vestimentas… ¿Acaso yendo de punta en blanco, con sus trajes y sus corbatas, con sus cabellos, incluso engominados, con sus ademanes de corte aristocrático… han tenido rubor en perpetrar todo lo que ya sabemos…?

Dijo alguien que desconozco, que… “el hábito no hace al monje…” y como viene siendo habitual, el refranero zanja cualquier duda con su sabiduría…
No quiero que piensen que me erijo en defensor de un partido político, pues ni tengo capacidad para ello, ni es mi intención… ya que no paso de ser un humilde ciudadano… pero sí que clamo por un poco de respeto hacia unas personas, valientes (cualidad poco habitual en nuestra raza) que incluso son vecinos, familiares, y amigos de tanta y tanta gente…

No vestirán de Armani, ni recibirán reverencias cuando entren en un banco, incluso es posible que tengan que guardar cola en cualquier sitio al que vayan… pero, después de todo este tiempo, se han ganado, a pulso, el respeto de todos… como mínimo.

En cuanto a los que formamos este país, voluble y pintoresco, en el que parece que cuanto más nos zurran, más nos maltratan, y más nos roban… más sumisos, y menos cultos queremos ser… no soy muy optimista.
Estoy convencido de que opinamos, criticamos, y etiquetamos, sin saber, sin tener criterio propio… por el simple hecho de que –desde hace siglos– hemos decidido que decidan, por nosotros…

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