¿Por qué no empezar ahora?

Acaba ya el año, puede que si estas líneas ven la luz, hayamos entrado en el nuevo año, el 2018… Quisiera despedirme del pasado, del 2017, como si dicho año hubiera sido el último de un mal sueño.
Sería estupendo que el año que comenzamos fuera como una especie de borrón y cuenta nueva, como el inicio de un tiempo más esperanzador, más justo, más agradable.

Sería estupendo que nos pusiéramos las pilas y todos –TODOS- empezáramos a obrar con sensatez, con decencia, con ilusión de convertir este país en algo más llevadero, más justo, con mejores expectativas…

Y para eso, hemos de poner manos a la obra, los ciudadanos dejando atrás nuestra pasividad, nuestro pasotismo… la Justicia, poniendo a cada cual en su sitio, sea quien sea, se llame como se llame, y sin atender a su estatus y a su relevancia… Sería una inyección de profesionalidad, de frescura, y de buena imagen para dicha Justicia…Pienso que no hay una Justicia mejor que la que es respetada y admirada por todos…

Y los políticos, los partidos, sean del signo que sean, de derechas, de izquierdas (si quedan), de nuevo cuño… Supongo que en todos los partidos deben de haber personas decentes, que vivan y actúen con dignidad, al margen de intereses de cualquier clase…Son esas personas, las que no entienden la política como un medio de (buena) vida, ni como un atajo para medrar y enriquecerse, las que necesitamos, sin engaños, sin personalismos… Me resisto a creer que solo existan políticos de esa calaña que sufrimos ahora.

Y la Administración, en su totalidad… no creo que en todos los lugares claves, o de relevancia, solo existan compadres que dejan pasar tantas y tantas irregularidades como han ocurrido… Con el agravante de que todas ellas han sido excesivamente millonarias y con un gravísimo quebranto para la sociedad.

Una nación no funciona si solo se gobierna en función de los intereses de los de arriba, de los ricos, de las grandes empresas… Parece que es mucho más justo y conveniente hacerlo para quien realmente produce, los ciudadanos, los trabajadores, pues ello revierte en una redistribución de la riqueza (siempre será desigual, pero llegará para todos), en que las personas podrán vivir algo mejor, podrán llevar adelante las familias, podrán acabar sus últimos años con algo más de dignidad.

Lo que vendría a ser una vida moderna, europea, digna… y que viene a ser lo mismo que un país en movimiento, que produce, que crea riqueza (no solo para unos cuantos, sino para todo ese país).

Ese cambio en la manera de funcionar de esta nación y de su sociedad, es lo que le pido al 2018, y sucesivos… Es lamentable que España, a la que señalan como cuarta potencia europea, se caiga a pedazos, se venda a las hordas financieras, se resquebraje en favor de los empresarios, de las grandes fortunas, de las multinacionales.

Formamos un gran país con centenares de miles de hectáreas esperando producir, con decenas de miles de kilómetros de litoral, con una industria y unas infraestructuras turísticas de mucho nivel, con unas infraestructuras viarias nada desdeñables, con posibilidades para levantar este triste y alicaído país… con un enorme capital humano (nativo y foráneo) esperando entrar en acción… Y que puede hacerlo siempre que sepamos limpiarlo de las malas hierbas que no lo dejan crecer.

Tenemos los mimbres, hacen falta los artistas, los que hagan funcionar esos mimbres, y eso se consigue con voluntad política, con sentido de Estado y de futuro… Puede que no sean esos los objetivos de los que manejan el asunto, pero sí que es el objetivo –el único- de casi cincuenta millones de españoles.

Acabemos con la corrupción, con los corruptos y los corruptores… dejemos atrás el enchufismo, los sobornos, las mordidas, los sobres, las recomendaciones.

Desterremos la manera vil y rastrera de hacer política en este país, pues puede que todos salgamos ganando.

¿Tan complicado es…? Debe de serlo, pues ni los de arriba muevan un dedo para acometerlo, ni los de abajo lo hacemos para reclamarlo… En ninguno de ambos casos creo que sea lógico y normal nuestro comportamiento.

Mucho me temo, y eso sería seguir apostando por la ruina, por la pobreza, por la caída en falso de más de una generación, que vamos a seguir como ya nos hemos acostumbrado… A mal vivir, a quejarnos por lo que tuvimos y ya no volveremos a tener, a maldecir a quienes nos arruinan un día sí, y al siguiente también.

Es aterrador que 2018 sea como los anteriores, y ya no me vale esa cantinela tan española de que… “con que no sea peor, nos conformamos…”

Querámonos un poco, respetémonos un poco como pueblo, de tanto dejar que todo (cada vez menos) nos lo sirvan en bandeja, hemos acabado cambiando la bandeja por un simple plato (y no siempre)… Está bien eso del móvil, del IPhone, de la tele… pero no consintamos que la tecnología nos oculte la realidad, sino que nos ayude a conocerla… no permitamos que nuestra vida se ciña a las comodidades del progreso… Debemos informarnos, debemos saber, debemos decidir, por mucho que el objetivo sea que no lo hagamos…

Me parece ilusionante que empecemos un nuevo año, pero, mucho más interesante hacerlo con otras miras, con otra actitud… Al menos, esa es la opinión de un español, ya mayor, que se resiste a ver como los que vienen tras él, van a vivir mucho, pero muchísimo, peor… y eso, es una auténtica pena, por ser algo que tiene solución si nos molestarnos en conseguir.

Dice un familiar al que aprecio en lo mucho que vale, y que sabe un montón de esto, que suelo vivir en una realidad utópica… Puede que esté en lo cierto, pero es posible que rescatar algo de esa utopía nos permitiera vivir algo mejor.

Feliz 2018 a todos, esperemos que sea mejor que los anteriores, cuanto más, mejor.

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