…Poder, podemos

No podía evitar la sensación que se tiene cuando empiezan esos días luminosos de primavera. Presentimientos de otros aires más limpios, más cálidos, aires que la vida nos regala al principio de la estación. Un amanecer de sensaciones que hacen que veamos la vida con optimismo y que tengamos el sentimiento de habernos librado de una carga que teníamos metida en el alma y que no comprendíamos que hacia allí y como era posible que no nos hubiéramos podido desprender de ella. El 25 de Mayo la gente por fin tenía motivos para ver el futuro de otra manera, y eso, se respiraba en el ambiente.
No podía evitar el recuerdo de otras fechas que despertaron similares sensaciones. La muerte del dictador, las primeras elecciones de la democracia, el primer gobierno socialista.

En todas ellas había un sentimiento de esperanza en muchísima gente y un rencor no exento de oráculos que preveían los desastres más aterradores por haber dejado de seguir el recto camino que nos habían trazado desde posiciones políticas bien pensantes, ultramontanas y eso sí, muy de derechas.

El día 24 durante los recuentos de papeletas y el día 25, el día después, he vuelto a revivir todo este cúmulo de posiciones contradictorias. Optimismo, inseguridad, cabreos, vaticinios apocalípticos y sobretodo, un enorme deseo de que todo desembocara en otra forma de hacer política.

Esta vez debemos ejercer nuestra presión como ciudadanos para que no se frustren nuestras esperanzas como en anteriores ocasiones. Seamos exigentes para con los que les hemos dado nuestro apoyo. Recuperemos la democracia para que seamos nosotros los que decidamos y no intereses ajenos a las personas. Que la educación, la sanidad y los servicios sociales vuelvan a niveles “humanos” y no a niveles de “intereses económicos particulares”. Que todo empiece a fluir para nuestro bienestar y no para incrementar los beneficios de algunas empresas.

Yo os digo que “poder, podemos” solo hace falta que queramos

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