Paz a vosotros
“Muy ad hoc”, paz a vosotros, a propósito, actual, acabando de pasar el tiempo pascual, en el que se nos ha recordado el saludo de Jesucristo a sus discípulos: “Paz a vosotros”. Qué mejor gesto de cortesía, salutación, que desear la paz en momento tan convulso como el que atravesamos, ametrallados con cargamentos de trolas, seguidos de una inimaginable traca de injurias e insultos, que cuanto más ofensivos son retratan con mayor fidelidad al acusador, de tal manera que el ex abrupto automáticamente se torna en bumerang y le da en sus narices. ¿Será por ignorancia? No creo sea por maledicencia, ¡qué va! Sencillamente debe ser disculpable incompetencia, atropellada incultura.
Con más tiempo y mayor serenidad, valdrá la pena analizar y fijar exactamente el significado de cada ofensa o insulto.
De momento, ciertamente en España, claramente se nos ha dicho, estamos la mar de bien -¡y lo que estaremos!-: Lo hemos superado todo. La pandemia esa del COVID-19 (año 19) y sus vacunas, no ha de preocuparnos; el paro y los recontrarrenovados ertes pronto pasarán a la historia; el estrambótico déficit, ni pensar en él; el cierre de negocios e industrias no ha de alarmarnos; y para el cambio climático, eso que desde la creación va sucediéndose cíclicamente, hay gente millonaria muy preparada, atajando en fructífera actividad comandada altruista y caritativamente por ellos, -la caridad empieza por uno mismo-.
Sí, se consolidará una plácida bienaventuranza. Y gracias a Dios, doctores tiene el gobierno que, valiéndose de un catalejo “Redondo”, nos han augurado que en 2050 definitivamente ya no tendremos ningún problema, ninguna preocupación, la felicidad nos colmará, la alegría será continua, y en cuanto a las pensiones certeza total de su seguridad, se incrementarán muchísimo y se pagarán puntualmente, puesto que a penas habrá niños, por la bajísima natalidad, en franco retroceso (contrariamente a en su idem), tendremos superavid todos los años, y además los niños no molestarán corriendo y enredando por las calles, en fin la ciudadanía -como gusta llamar- paseará tranquilamente, o sea, ni más ni menos que el paraíso, con un envidiable y ecológico campo santo.
Permitaseme que repita: ¡Paz a vosotros!