Pautas para aliviar el miedo a los petardos en nuestro perro
DANIEL PÉREZ, educador y adiestrador canino en @adivoadiestra
Ya llegan las fiestas. Todo el año esperándolas, algo tan típico y tan nuestro y por fin están aquí, filaetes, bandas de música y días de fiesta, alegría y espectáculo. Pero, además de esto ¿qué otra cosa tenemos siempre en nuestras fiestas? Algo muy temido por nuestros compañeros peludos, los petardos.
Es muy frecuente que nuestros perros tengan miedo al estruendo de los petardos, así como a la vibración que producen. Obviamente no a todos los perros les pasa, muchos de ellos están correctamente habituados a ruidos fuertes desde pequeños y no les influye demasiado el ruido, pero en el caso de los que no haya sido así, les produce un gran temor, no solo por un problema de socialización, sino también por la repercusión que tiene en su oído, mucho más fino que el nuestro y por lo tanto mucho más sensible.
¿Qué síntomas tendrá nuestro perro si tiene miedo a los petardos?
Lo más probable es que su primera reacción sea huir de lo que le ha asustado hacia lo que considere un lugar seguro. Mucha atención con esto, porque si le pasa en casa, no tiene hay problema, pero si le pasa en la calle podríamos tener un problema importante porque al huir lo hacen a ciegas y sin valorar otros riesgos, por lo que podría sufrir un accidente.
Mas síntomas que podremos observar en él: temblores, orinarse o defecar, o incluso vomitar debido al estrés que les produce. Y hay que tener en cuenta que en este caso un animal podría incluso responder con agresividad si intenta huir y se lo impedimos por la fuerza cogiéndolo.
¿Qué podemos hacer para solucionarlo?
La respuesta más obvia sería dejarlo en un hotel canino durante el periodo que dure la posibilidad de oír petardos, lógicamente al evitar la exposición evitamos el miedo.
Pero para solucionarlo, o cuanto menos mitigar su efecto, tenemos varias posibilidades que irán mejor o peor en función del perro.
En primer lugar, tenemos que tener claro como les influye nuestra actitud en el caso de que presente síntomas de miedo, e incluso lo acrecienta. En ningún caso deberemos consolar ni premiar al perro una vez ya presenta los síntomas de miedo, porque esto no hará mas que reforzar la sensación de miedo. Obviamente tampoco deberemos reñirle, ya que el miedo es algo irracional y no lo puede controlar, exactamente igual que nosotros.
Tampoco deberemos mostrar síntomas de nerviosismo o preocupación, ya que estas reacciones negativas también les influyen y les refuerza la actitud porque les estamos dando la razón (si nos mostramos preocupados, es porque hay un motivo para tener miedo).
Para mitigar el efecto del miedo hay varias cosas que podemos hacer, primeramente existe la medicación que nos puede recetar nuestro veterinario de confianza. Este método particularmente lo desaconsejo, porque lo único que estamos haciendo es “atontar” al perro para que no sea consciente del problema, con lo cual no vamos a corregir nada ni el perro está en disposición de mejorar su conducta.
También podemos encontrar las flores de Bach, que son remedios naturales, con múltiples aplicaciones (también en humanos) y entre estas aplicaciones con la dosificación y la selección de plantas adecuadas podemos conseguir un efecto relajante en el perro, no tan potente como en el caso de la medicación, pero si lo suficiente como para permitir poder trabajar con el perro para ayudarle con sus miedos. Obviamente deberemos asesorarnos con un especialista en flores de Bach que nos indique como debemos hacerlo correctamente (un dato curioso, la valeriana, aplicada en gatos, produce excitación y no relajación como en humanos).
También podemos encontrar en el mercado “ropa calmante”, que consiste en una prenda basada en la terapia por presión que al colocársela a nuestro perro consigue un efecto calmante al ejercer una presión suave y constante sobre el torso del can. Esto hace que se liberen hormonas calmantes del tipo endorfinas y oxitocinas.
Sería un efecto parecido al que sentiríamos nosotros cuando nos abrazan, aunque nos parezca un sistema un poco absurdo, a veces hay cosas que con algunos perros funcionan, es cuestión de encontrar la que nos va mejor a nosotros.
Por último, dentro de los métodos encaminados a mitigar el estrés en el perro podemos encontrar difusores de feromonas naturales que vendrían a imitar las que producen las perras para tranquilizar a los cachorros. Igualmente deberíamos contrastar con nuestro veterinario si es conveniente su uso.
Todos estos sistemas que hemos comentado hasta ahora están únicamente encaminados a rebajar la sensación de miedo en el perro, pero no a solucionar el problema. ¿Qué podemos hacer para poder acostumbrar a nuestro perro a estos ruidos (o cualquier otro, no necesariamente petardos)?
El sistema que podríamos utilizar para desensibilizar a nuestro perro podría ser el siguiente:
En primer lugar, tendremos que conseguir sonidos que sean similares al que le provoca el miedo y grabarlo en un CD para poder reproducirlo posteriormente. Una vez ya tenemos nuestro ruido preparado, pasaremos a reproducírselo a intervalos cortos de tiempo, varias veces al día. Empezaremos con un volumen extremadamente bajo y lo iremos subiendo progresivamente conforme vayan pasando los días, para que el perro se vaya habituando poco a poco.
Con paciencia podemos conseguir que poco a poco acabe acostumbrándose al ruido, pero hay que tomarse el tiempo adecuado para ir subiéndolo sin prisas.
Además de esto, podemos usar la técnica llamada contracondicionamiento, es decir asociar el ruido o un estimulo negativo cualquiera, a un premio o una recompensa. Con esta técnica, combinado con la desensibilizacion, procederíamos a recompensar cada vez que nuestro perro al escuchar el audio que le asusta no muestre síntomas de miedo (es muy importante que no muestre síntomas, no podemos recompensarle si ya se está escondiendo o dando alguno de los síntomas que hemos descrito anteriormente).
De esta manera, además de estar desensibilizando al perro, acostumbrándole gradualmente al ruido que le molesta, estamos consiguiendo que además lo asocie a algo positivo.
No obstante, antes de hacer pruebas y experimentos, lo más aconsejable y prudente siempre será consultar previamente con un educador canino que nos aconseje la mejor manera de realizarlo para evitar que consigamos lo contrario a lo que pretendemos.
Así pues, a disfrutar de las fiestas, pero cuidemos también de nuestros perretes, evitemos exponerlos a ningún estimulo que los traumatice y que les pueda crear algún problema o accidente y ayudémoslos lo mejor posible a sobrellevar estas fiestas con sus aglomeraciones, tumultos y ruidos sin exponerlos en la medida de lo posible.