Palop-Serrano: Roto el idilio

El idilio Juan Serrano-Andrés Palop ha terminado por romperse. Entre ambos las relaciones son prácticamente inexistentes y casi ni se hablan. Lejos quedan los tiempos de vino y rosas en los que el mantadario blanquiazul presumía de entrenador mediático para liderar una nueva etapa de éxito bajo la dirección del de L’Alcúdia. Los malos resultados, por debajo de las expectativas iniciales, y varios desencuentros han derivado en el enfriamiento de una relación que actualmente es gélida. El distanciamiento se ha hecho más que evidente en las últimas semanas hasta el punto que ambos tratan de evitarse.

Nada hacía presagiar este desenlace hasta que llegó diciembre. El equipo no acababa de dar el estirón definitivo hacia la cabeza dela tabla y surgieron las primeras diferencias. Tampoco ayudó el bajo rendimiento de Abraham, el estandarte del nuevo proyecto y el jugador más caro de la era Juan Serrano como presidente del Alcoyano con una ficha que rondaba los 4.000 euros mensuales.
Coincidió esta etapa con el distanciamiento de la amistad entre el presidente y quien hasta ese momento estaba siendo su mano derecha. Pascual Clemente ha pasado del todo a la nada en poco tiempo. De ser el hombre fuerte en la política deportiva de la entidad, siendo el directivo que negociaba los contratos de los futbolistas, a ni siquiera ya aparecer por las oficinas del club.

Clemente fue quien se sacó de la chistera el nombre de Palop para sustituir a Óscar Cano tras su cese y principal valedor de la práctica totalidad de movimientos en la plantilla desde la marcha de Toni Torres. El fracaso de su política de fichajes ha sido más que evidente, ya que en tres temporadas, camino de la cuarta, manejando los hilos a nivel deportivo, el Alcoyano acumula su peor sequía con Juan Serrano como presidente.

La primera crisis seria en esa relación a tres bandas se vivió durante las pasadas Navidades, que tuvo su posterior consecuencia en el mercado invernal. Juan Serrano hizo el primer amago de cesar a Palop. Sin embargo, el alto coste de la operación frenaron su impulso. La temprana eliminación copera había sido un revés tremendo para la economía del club y las arcas no estaban para demasiadas alegrías.
El buen arranque de año del equipo y la balsámica victoria en el Rico Peréz evitaron una casi segura destitución. También la marcha por la puerta de atrás de Pascual Clemente contribuyó a relajar el ambiente. Los buenos resultados de enero y el esperanzador inico del mes de febrero hizo que desde el club se prolongara la confianza en Palop.
Pero la irregularidad que caracterizado la trayectoria del equipo a lo largo de toda la competición le llevó otra vez a atascarse y fracasar en el intento de alcanzar una de las cuatro primeras plazas. Fuera de casa el Alcoyano se llevó tres goles de Reus, un equipo que esa misma semana hacía público que su plantilla llevaba varios meses sin cobrar. Después fue a Badalona y le cayeron otros dos goles. El mazazo vino en Son Malferit. El 2-1 contra el At. Baleares fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de Juan Serrano.

Ahí tuvo claro que Palop había consumido el poco crédito que le quedaba. Otra vez su elevada ficha y la de sus cinco ayudantes, frenaron el finiquito, puesto que el presidente regresó de Palma de Mallorca con la firme convicción que el único camino para echar el resto y salvar la temporada pasaba porque el de L’Alcúdia no se sentara más en el banquillo blanquiazul.
Desde entonces casi ni se hablan. Se evitan y solo se relacionan para temas formales. Otra cuestión importante es el vestuario. La plantilla ha dejado de creer en Palop. Los últimos partidos del equipo, pero en especial el del domingo en La Murta, evidencia un claro distanciamiento con el técnico.

También la forma de gestionar el ‘caso Devesa’ le han terminado por pasar factura. La manera de apartar al de Ibi, capitán blanquiazul, sin dar ningun tipo de explicación convincente tampoco ha gustado al vestuario.

Para colmo, Juan Serrano se llevó el domingo en el derbi contra el Olímpic uno de sus mayores disgustos desde que es presidente. El cabreo con el que se fue de La Murta fue de los grandes tras ver como el Alcoyano dilapidaba sus escasas opciones de play-off, pero sobre todo por las formas y la imagen que dio el equipo en el tramo final del partido cuando los jugadores bajaron definitivamente la guardia para chufla de un afición local que celebró con jolgorio el 3-1 final.

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