Nico Terol: “Me he quitado una mochila de 200 kilos”

El motociclismo parece que le ha devuelto a Nico Terol lo que le quitó las dos últimas temporadas con su salida por la puerta de atrás del Mundial de Moto2 cuando empezaba a hablarse de su futuro en MotoGP y su falta de adaptación a Superbikes. El alcoyano vuelve a sonreir y su reciente podio en Motorland Aragón le sabe a verdadera gloria, encima sacándole los colores a las MV Agusta oficiales, incapaces de seguir su estela con ese pilotaje fino y elegante característico de sus tiempos de vino y rosas. “Me he quitado de encima una mochila de 200 kilos de peso”, ha explicado ya de vuelta a casa, tras vivir posiblemente varios de los días más felices de su carrera deportiva.

Desde 2013 que Nico Terol no pisaba un podio. Fue en el último GP de la temporada celebrado en Cheste, que acabó con victoria del alcoyano por delante de su compañero Jordi Torres y del francés Zarco, tercera esa temporada en Moto2.
Nada hacía presagiar que al año siguiente iba a iniciar una particular travesía del desierto que acabó el domingo con ese tercer puesto en Motorland Aragón, solo por detrás de las dos Kawasaki oficiales. “Me supo como una victoria en Moto2. Han sido dos años muy duros en los que llegué a dudar si volvería a ser competitivo. Con este podio me he podido quitar las dudas que pudiera tener. El talento estaba, solo faltaba ese resultado que lo cambiara todo. En Motorland Aragón no hice una buena salida, pero me sentía tranquilo y en ningún momento apareció ese instante de negatividad que me hacía venirme abajo. Tras la segunda vuelta me dije que podía, que había que tirar adelante y sacar lo mejor de mí. La lástima fue que me retrasara tanto porque hubiera podido estar luchando por la victoria, ya que estuve rodando en los mismos tiempos de Krummenacher, que acabó segundo”.

Cuando adelantó al italiano Bassani para situarse tercero a falta de siete vueltas, quedó la duda de si su moto resistiría el empuje de las MV Agusta F3 675 oficiales, debate que Nico Terol zanjó con un pilotaje impecable, sin error alguno. “Por detrás supe que se había desatado una batalla en mi persecución. Me dije, “lo que tenga que ser, será”, y traté de darlo todo sobre la moto. Fue como quitarme de encima una mochila de 200 kilos de peso. Me acordé de mucha gente nada más cruzar la meta. De mi tío Inda, de mis padres, de mi familia, de mis fans, en definitiva de todos aquellos que me han empujado a seguir corriendo cuando yo tenía muchas dudas. Ha sido una época muy difícil y dura. Pensaba que nunca iba a llegar este momento. Ha sido muy emotivo, muchos compañeros del Mundial se han acordado de mí y me han mandado mensajes de felicitación y de ánimo”.

El alcoyano cree que este podio puede ser el inicio de una nueva etapa. “Lo que he conseguido es algo que ya no me lo puede quitar nadie. Tras lo que viví ese día, estoy con la misma ilusión que cuando logré mi primer podio en el Mundial de 125 cc. Eso no quiere decir que vaya a estar todas las carreras entre los tres primeros. Soy realista, sé dónde estoy, las limitaciones que tengo sin un técnico, solo dos mecánicos. En ese sentido estoy tranquilo, sabedor de los medios que tengo a mi disposición, que no son ni mucho menos los de antes. Estoy en un equipo muy privado, con muchas carencias, pero eso no quiere decir que no vaya a darlo todo”.
Nico Terol sabe de los condicionantes que han acompañado su aterrizaje en una estructura sin experiencia en el Mundial de Supersport. “Apenas pudimos hacer pretemporada, en Phillip Island tuvimos infinidad de problemas porque nos llegó el material en el último momento. La moto iba fatal, pero así y todo estuve rodando a tres décimas de la vuelta rápida. Un error mío impidió que no terminásemos entre los cinco o seis primeros y nos fuéramos al undécimo puesto. Soy consciente de nuestras limitaciones, del problema que tendremos en aquellos circuitos que pongan al descubierto nuestras carencias. El cambio es 7 kilómetros más lento que las otras MV Augusta. La moto se bloquea de atrás y hace como que quiere tirarte al suelo. Es un hándicap, pero es lo que hay y no me quejo”.

La próxima cita será esta semana en Assen, la denominada Catedral del motociclismo mundial, un circuito donde la victoria se le resistió tanto en 125 cc como en Moto2, además de no traerle demasiados buenos recuerdos, con dos caídas graves, la última en abril del año pasado en Superbikes, donde Nico Terol sufrió una conmoción cerebral y fue retirado en camilla con una contusión en la rodilla y fractura en la muñeca. “Assen me debe una y espero cobrarme esa deuda”, comenta el alcoyano.

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