Navidad y ¡voto ya!

Llega Navidad. Este año la Navidad nos ha venido envuelta en papel electoralista, cebado de frases huecas, subproductos de enunciados relativistas. Mas para nada hemos oído hablar de cultura, de defensa de los valores fundacionales de nuestra sociedad, de recuperar la verdadera historia, de protección a la familia; si se refieren a la igualdad pretenden equiparar por abajo, despreciando olímpicamente el esfuerzo –y ni pensar quiero cuando la embarullan con lo de la ideología de género–; y atentos a la forma de marear la perdiz en lo tocante al Estado Islámico y los yihadistas, obviando la constante y sutil penetración demográfica, así al referirse a la tolerancia, la confunden con el respeto, olvidando que sólo es tolerable lo que es respetable. Todo ello aderezado con las consabidas promesas. “Ofrecer mucho, especie es de negar”. En nuestra embajada se dice: “Mucho prometes ahora, mas nada cumplirás llegada la ora”.

Mientras tanto el Papa Francisco ha inaugurado el jubileo de lo que llama el año de la misericordia. Misericordia significa piedad, indulgencia, perdón, caridad, amor, en definitiva Navidad.

Es curioso que el año de la misericordia coincida con el cuatrocientos aniversario de la muerte de Miguel de Cervantes (1616). Qué genialidad el valerse de las excentricidades y fantasías de Don Quijote para confeccionar y legarnos una biblia de la conducta humana, apostillada por la sencilla rusticidad de Sancho, entrelazando esos dos personajes míticos en la grandiosa novela que Byron calificó como “la más triste de todas las historias, y tanto más triste porque nos hace sonreír”. Precisamente la apertura del año de la misericordia me ha recordado. los consejos de Don Quijote a Sancho cuando lo nombran gobernador de la ínsula Barataria: “Si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia”, y en otro añade “aunque los atributos de Dios todos son iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia”. El Papa Francisco desde su elección ha estado haciendo hincapié en la importancia de la misericordia, el peso de la misericordia. ¿La han citado alguna vez nuestros políticos?

Nosotros, entrados ya en el año de la misericordia, plantaremos los tradicionales belenes, recordaremos las promesas incumplidas –las nuestras, ahora me refiero a las nuestras, las de cada uno-, evocaremos las ausencias, y cumpliendo nuestro deber cívico votaremos, sabiendo que sólo votamos, pues no nos dejan elegir.

Votemos, pues, con responsabilidad, sin odio, no contra nadie, sino a favor del futuro.

¡Feliz Navidad, y misericordioso Año Nuevo!

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