¿Mi perro tiene que llevarse bien con todos los perros?

Una de las demandas que más recibimos en Diéresis animal tiene que ver con las relaciones entre perros. Muchos propietarios acuden a nosotros porque quieren que su perro se “lleve bien” con todos los perros. La realidad es que los canes, – al igual que nosotros -, tienen preferencias a la hora de relacionarse con sus congéneres. Hay perros muy efusivos e invasivos a la hora de relacionarse, son aquellos a los que les gusta jugar a lo bruto e incluso “embestir” a los otros perros cuando están jugando. Por otro lado, hay perros más sensibles, que juegan principalmente con las patas y nunca invadiendo de más el espacio de otros perros, sobre todo cuando todavía no se conocen demasiado, los juegos se centran más en persecuciones. Los hay más tímidos, que necesitan tiempo para conocer al otro perro antes de empezar a jugar, y los hay que empiezan todo el ritual de invitación al juego incluso antes de tener al otro perro relativamente cerca. También, por supuesto, los hay que no cesan el juego aunque el otro perro les esté dando advertencias de incomodidad, en forma de señales de calma o incluso gruñidos y mordiscos puntuales.

Entendiendo que los perros tienen diferentes formas de ser, podremos comprender que no todos van a llevarse bien; por lo general, los perros se llevan muy bien con los que son parecidos a ellos en cuanto a forma de relacionarse. Por ejemplo, mis tres perros, que han sido criados y educados de la misma forma, tienen personalidades o caracteres diferentes a la hora de relacionarse con otros perros. Altea, mi pastora suiza, es una perra muy tranquila que no suele jugar con los perros que no conoce, excepto alguna excepción. Si está en un ambiente con perros que no conoce, ella se dedica a lo suyo, que es olfatear todo minuciosamente. En cambio, cuando le da por jugar, es a lo bruto, levantándose a dos patas, tirando al otro perro al suelo o tirándose ella, y realizando reverencias e invitaciones al juego corriendo y haciendo el loco. Para ella es blanco o negro. Por otro lado, si está en algún lugar y de repente entra un perro “fuera de control”, ésto quiere decir, con demasiada energía, va enseguida a por él para “reñirle” y bajarle las revoluciones. Amelie, mi Golden, es algo parecida a Altea, aunque un poco más abierta. No le gustan los perros muy nerviosos y/o demasiado efusivos, ni tolera casi nada a los cachorros, también acude rápidamente a bajarles las revoluciones; por otro lado, es una perra que establece fuertes lazos de amistad con algunos perros, y con esos, sus “amigos”, es tremendamente cariñosa, tolerante y juguetona. Por último, Zero, mi BorderCollie, es tremendamente selectivo. Es un perro muy sensible corporalmente, no le gusta nada que le invadan ni jueguen a lo bruto si no conoce al otro perro, y enseguida lo “hace saber”. Yo se de antemano si el perro que se acerca le va a “caer bien” o no. Hay algunas razas que ya se que no le gustan, como los PitBull, los Boxer y cualquier perro que juegue embistiendo, y que haga caso omiso de las señales de calma que le manda el otro perro.

Pero entonces, ¿debemos obligar a nuestro perro a relacionarse con todos los perros? Definitivamente la respuesta es no. Una frase que me gusta mucho emplear en los cursos es “No exijas a tu perro lo que no te exiges a ti mismo”. Nunca se debe obligar a los perros a relacionarse con otros perros, pero tampoco se debe permitir que armen escándalos cuando se cruzan con alguno que no es de su agrado. Este comportamiento lo aprenden porque siempre les da buen resultado, ya que terminamos alejándoles de ese otro perro.

Si yo visito un parque canino – cosa rara ya que son fuente potencial de malos entendidos entre perros -, antes de entrar me aseguro de que los perros que hay dentro sean medianamente equilibrados en cuanto al juego y formas de relacionarse, sino definitivamente pasamos de largo. Una correcta socialización no significa que mi perro deba relacionarse con todos los perros; siempre va a ser mejor la calidad que la cantidad, por lo que es preferible que se relacione con menos perros, pero que éstos sean de su agrado y le enseñen buenos modales.

En cuanto a aquellos que no le gustan o son menos de su agrado, siempre que el otro perro no esté invadiendo al mio e ignorando las señales de incomodidad, puedo enseñar a mi perro a tolerar la presencia de ese perro, sin tener que armar escándalos ni altercados, cada uno a lo suyo.
Algunas de las razas que son más efusivas, invasoras y brutas jugando, que incluso suelen ignorar las señales de incomodidad de los otros perros son los Beagles, los Boxer, los Labradores y los PitBull… Son perros que suelen ser tremendamente sociables, y que, al no saber parar ante las advertencias de otros perros, suelen acabar recibiendo mordiscos o verse en una pelea inesperada. Siempre va a ser nuestra responsabilidad como propietarios, estar atentos al juego de nuestro perro y ante cualquier señal de incomodidad empleada por el nuestro e ignorada por el otro, tomar medidas e irnos del lugar, ya que si no, estamos dejando a nuestro perro con la única opción de utilizar la agresión para terminar con el juego. Si no tomamos cartas en el asunto nosotros, las toman ellos; y eso no solo nos traerá consecuencias desagradables en ese momento, sino que nuestro perro aprenderá a anticiparse y agredir a cualquier perro que se acerque con intenciones similares al anterior.

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