Mi perro se ha hecho mayor: cómo afrontar los cambios de la etapa senior

VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora canina.

Hace unos años, era extraño llegar a conocer perros senior; en la actualidad sin embargo, gracias a que la esperanza de vida de nuestros perros se alarga cada vez más, es más común encontrarnos con perros en esta etapa especial.

Podríamos decir que un perro pasa por cinco etapas importantes en su vida y cada una de estas etapas tiene unas características específicas, por lo que las necesidades del perro cambian en cada una de ellas: En primer lugar encontramos la etapa de Imprinting, que transcurre desde el nacimiento hasta los dos meses y medio de edad. Esta etapa es tremendamente importante y el perro debe pasarla junto a su madre y hermanos.

A continuación tenemos la etapa de cachorro o período de socialización, que va desde los dos meses y medio hasta los cuatro y medio. Aquí es donde entramos los humanos y donde debemos presentar el mundo a nuestros perros como algo positivo y maravilloso. Es una etapa muy corta y de suma importancia para el resto de su vida. Como le presentemos el mundo durante esos meses, es como lo interpretará durante toda su vida; de ahí que los cursos para cachorros sean muy importantes.

Luego tendríamos la etapa de la adolescencia, la más frustrante tanto para los perros como para los propietarios, ya que al igual que en muchos otros mamíferos, es donde aparecen los cambios hormonales más importantes en el animal y eso produce cambios de comportamiento, las primeras peleas, conflictos, etc.

Muchos propietarios acuden a nosotros desesperados durante esta etapa diciendo frases como: “Él nunca había hecho eso”, “siempre ha sido muy bueno, no se qué le pasa”. ¿Y qué padre no dice eso en la etapa adolescente de sus hijos? En Diéresis Animal hacemos mucho hincapié en no desesperar y seguir trabajando el temperamento y la obediencia con el perro; son cambios normales y no deben frustrarnos sino todo lo contrario, animarnos para seguir entrenando y aprendiendo juntos. Esta etapa abarca aproximadamente desde los 5/6 meses hasta los dos años y medio/tres.

A continuación tenemos la etapa más “relajada” con nuestro perro, la adultez; y decimos relajada porque es cuando nuestro perro ya asienta su carácter y sus comportamientos, se convierte en un animal muy predecible y no suelen haber cambios bruscos o notorios; si los hay, normalmente van ligados a alguna experiencia muy significativa o a problemas de salud. Suele abarcar desde los tres años hasta aproximadamente los 7/8.

Por último, encontramos la última etapa de la vida de nuestro perro, la senior o geriátrica. Un perro se considera senior a partir de los 7/8 años de edad, aunque podemos encontrar variaciones según razas y/o tamaños; las razas grandes suelen ser consideradas senior antes que las más pequeñas. Esta etapa, al igual que la adolescente, suele acarrear mucha frustración y confusión, tanto para el perro como para el propietario, ya que trae consigo cambios físicos y de comportamiento muy notorios en la mayoría de ocasiones. Veamos algunos de ellos:

– Mayor tiempo de reacción: Suele ser de las cosas que más llaman la atención. El tiempo de reacción puede referirse a identificar a una persona, perro, objeto conocido de forma más lenta, por lo que a menudo antes de reconocerlos muestran comportamientos de miedo en forma de ladridos, huida o gruñidos.

– Cambios en el estado de ánimo (o ciclotímia): Pierden las ganas de jugar, de saludar, están más irritables, no buscan relacionarse con otros perros, comienzan a desobedecer… o por el contrario, un día juegan como cachorros y luego a raíz de eso están dos días sin poderse mover. A menudo cambian de comportamientos de forma intermitente.

– Cambios en los ciclos del sueño: duermen más, de forma irregular o también se dan casos de perros que duermen menos y se pasan las noches con quejas y desorientados.

– Falta de control de esfínteres: debido a la incontinencia y aparición o aumento de infecciones

En definitiva, toda una serie de cambios normales para la etapa en la que se encuentran y que nosotros debemos comprender como parte del proceso natural. Lo más importante, respetar sus decisiones y no preocuparnos por los cambios de humor, si no buscan tanto jugar o relacionarse con otros perros o con nosotros, ya que no son debidos a un mal comportamiento aprendido sino simplemente a las necesidades que en ese momento tienen –quizá no quieren jugar porque después se encuentran doloridos; como siempre, les daremos nuestro máximo apoyo como responsables de su bienestar y no por ello dejaremos de compartir actividades juntos, únicamente las adaptaremos a sus posibilidades actuales.

El mejor tipo de actividades para un perro senior son los juegos de estimulación mental: puzzles, juguetes rompecabezas para encontrar comida, juegos de buscar comida por casa, ejercicios de habilidades caninas adaptadas a sus posibilidades, moldeados varios, encadenados de conductas, etc.

Tras toda una vida compartida, de amistad, de aprendizajes, buenos momentos y momentos difíciles; es una etapa más y ¡toca disfrutarla! Todavía tienen muchas cosas que enseñarnos.

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