Mi perro en paro: pautas para evitarlo y mejorar su calidad de vida
VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora canina.
A los perros poco o nada estimulados los entrenadores les llamamos “perros en paro”; esta expresión se refiere a la comparativa con las personas que no tienen nada que hacer por no tener un trabajo –ya sea fuera de casa o como encargado de las labores domésticas– .
Por desgracia, son muchas las personas que hoy en día pueden comprender la frustración y las horribles sensaciones que acarrea estar en una situación así. Baja la autoestima, el rendimiento en muchos aspectos de la vida diaria –cuánto menos cosas tienes que hacer, menos haces–, aparecen comportamientos patológicos como depresión, ansiedad, etc., debidos a la falta de estimulación, objetivos…
Con los perros ocurre exactamente igual, la diferencia es que los perros en esta situación en nuestro país son más del 80% de la población de mascotas –ya sabéis que en cuanto a conciencia de bienestar animal, vamos muy atrás al resto de países europeos.
Por ello, somos uno de los países de Europa con mayor cantidad y mayor gravedad de problemas de conducta en perros: agresividad hacia otros perros y/o personas, baja o nula comunicación y vínculo con los propietarios con las consiguientes pérdidas de control en múltiples situaciones, ataques a veterinarios y peluqueros caninos, perros escapistas…
¿Qué nos diferencia con el resto de países?
En muchos países de Europa, el simple hecho de tener un perro te obliga a realizar mínimo un curso de educación canina básica; con eso ya nos aseguramos al menos que los propietarios sepan cómo aprende un perro y cómo prevenir posibles problemas.
Por otro lado, es muy complicado encontrar algún perro que no realice alguna actividad en concreto con su propietario, al menos durante los tres primeros años de vida del can: agility, habilidades, canicross, obediencia, flyball, rastreo… El simple planteamiento de tener un perro para “hacerme compañía” se reserva exclusivamente para las razas bien llamadas de compañía. Y por último, el servicio más demandado en las escuelas de educación canina es la elección del perro.
¿Qué ventajas proporciona realizar actividades con mi perro?
Primero y principal, le da al perro una “razón de ser”, una función, algo que hacer y por lo que trabajar; ésto deriva en un perro correctamente estimulado, por lo que no es necesario buscar otras cosas que hacer como proteger en exceso recursos, destruir objetos, etc.
En segundo lugar, nos pone a los propietarios no solo como los proveedores de comida, sino como los proveedores de actividades divertidas, con los que comparten los mejores momentos de su semana, los que les llevan a jugar con otros perros, a superar miedos, obstáculos, a conocer ambientes diferentes, los que dan vida a sus juguetes favoritos y un largo etcétera; esto deriva en un vínculo insustituible; pasarás a ser más motivador que cualquier otro estímulo ambiental.
En España es muy común ver perros con cantidades innecesarias de juguetes, ropitas, camitas… pero que su única actividad en común con sus propietarios son las cortas salidas diarias a la calle, y quizá un día del fin de semana un paseo un poco más largo. Pasa algo muy parecido a menudo con los niños, ¿verdad? Lo que un perro, al igual que un niño, quiere es pasar tiempo con sus propietarios.
¿Qué puedo hacer entonces para mejorar la calidad de vida de mi perro?
Lo más recomendable es:
1) Informarte sobre las actividades disponibles.
2) Asesorarte con un profesional canino sobre cuál o cuáles son las más adecuadas para tu perro.
Y 3) formarte, al menos durante un tiempo determinado, sobre cómo se realiza de forma correcta y segura la actividad que habéis escogido para disfrutar juntos.
No es raro observar propietarios que realizan deportes con sus perros de forma temeraria y con un riesgo elevado para sus mascotas, creyendo con la mejor intención que están haciendo lo adecuado. Tampoco es raro observar personas que realizan un deporte con su perro –por ejemplo, el tan de moda Canicross– pensando que ambos lo disfrutan y realmente el perro sufre más que disfruta de la actividad. El ego humano puede llevarnos a veces a no ver cosas que para alguien profesional son más obvias.
Asesórate siempre con un profesional, tu perro te lo agradecerá.