Me meto en un charco

Me voy a meter en un charco. Lo sé. Puede que no haga puñetera falta hacerlo, pero me apetece. ¿Qué quieren que les diga? No puedo más. Ya sé lo maravillosas que son las redes sociales, los beneficios que han reportado a la humanidad, la tremenda repercusión y veracidad de los muchos mensajes que se difunden, las inmensas posibilidades que te ofrecen para perder el tiempo, la facilidad que reportan para establecer relaciones y hacer amigos cuya vida te importa un bledo…
Se dice de ellas que son el lugar perfecto para compartir momentos especiales con personas cercanas ¿…? Para eso, perdonen, yo soy muy raro, prefiero compartirlos cara a cara. A la vieja usanza. Qué quieren que les diga, excepto para temas muy concretos podría vivir sin las redes sociales.

Profesionalmente y por su inmediatez y viralidad sí han supuesto un cambio en la difusión de ciertos mensajes e informaciones. A nivel particular, las redes sociales son como una patio de vecinos, a lo bestia, en el que al asomarte puedes escuchar todo tipo de chismorreos, chorradas y opiniones tan sensatas como disparatadas y amparadas, en demasiados casos, en perfiles anónimos o falsos. Así es fácil opinar.

Y como difusoras de información, las redes son una especie de quiosco de prensa patas arriba en el que pocas veces encuentras lo que buscas. Para ese fin, hace mucho tiempo que se inventaron periódicos, radios, televisiones y webs a las que se puede acceder sin interferencias de por medio.

Pero lo que no soporto es a los aficionados a reporteros, móvil en ristre, a la caza de esa imagen o vídeo que reporten el minuto de gloria al que todo anónimo aspira. Que mal han hecho, en estos casos, las redes sociales. No entiendo ni entenderé que en sucesos como los atentados de París, el choque de trenes de esta pasada semana en Alemania o cualquier otro, haya gente que, antes de salir por piernas, lo cual sería entendible, o en su defecto sacar la vena solidaria y prestar ayuda, decida darle al play y grabar las imágenes de la tragedia y colgarlas en la red. De eso tampoco nos libramos aquí.

El viernes se produjo uno de esos sucesos que los medios de comunicación se cuidan de no dar difusión, pero que alguien no tardó en difundir con imagen incluida. Lo dicho, que daño están haciendo las redes sociales.

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