Matando moscas con el rabo

Todos conocemos el Consell-batiburrillo que nos ha tocado sufrir que, aunque capitaneado por Puig, está dirigido por Compromís, manipulado por Podemos y apadrinado por el PSPV.

Llevamos escuchando durante más de dos años, que defienden la identidad y cultura valenciana, así como nuestra lengua; loables, necesarios e imprescindibles objetivos, pero nada más lejos de la realidad. Con “una pequeña ayuda de sus amigos”, el principal objetivo ha pasado a ser el de hacernos perder la identidad, y de esa forma, manipularnos a su antojo.

La identidad de una región, no es solamente su lengua, sino el conjunto de tradiciones, costumbres, creencias y sabiduría popular, que componen su cultura. Algo que están intentando destruir a marchas forzadas; intentando confundir a una sociedad, la valenciana, creando problemas donde no los había y polémica donde no existía. De la mano de este Consell popurrí, hemos visto con mayor o menor grado de perplejidad, Cabalgatas un tanto extrañas, folletos de festejos donde explican cómo consumir drogas, supresión del Himno Nacional en procesiones y fiestas, y de la Bandera de España en los ayuntamientos e instituciones, o Calendarios escolares confeccionados a mala fe. Estos ejemplos, entre otros, nos dan buena muestra de ese empeño del Consell-revoltijo de meterse en camisas de once varas.

Que no nos vendan la moto de defensores de la cultura valenciana cuando son precisamente todo lo contrario, dentro y fuera de nuestra comunidad, catalanizando todo lo que se menea y defendiendo la supremacía del catalán y su bandera como una seña de nuestra identidad. Con unos socios de gobierno, como son Podemos y todos sus círculos que por un lado, pretenden pescar en rio revuelto y por otro se muestran complacientes con tal de ocupar el sillón de honor. No les rechinan los dientes por la gestión educativa para el próximo curso, ni se mesan los cabellos por el lamentable estado de la sanidad valenciana, pero eso sí… concentran su energía en arremeter contra toda tradición religiosa, sin importar que esas tradiciones tengan una arraigada parte lúdica y cultural que nos identifique con nuestra Comunidad, y así, −valiéndose para ello de todas sus confluencias, mareas, coaliciones y afinidades varias, para esparcir este virus a lo largo y ancho de nuestro territorio− no dejar Santo con cabeza, ni Patrona como alcaldesa perpetua.

No fueron llamados para resolver los problemas de los valencianos, sino para crearles más, no era su intención levantar esta comunidad, sino desquiciarla todo lo que se pueda. Quizá la política con mayúsculas, la verdadera política, les viene grande, o quizá les asusta, o sencillamente, les aburre. Y claro, cuando el diablo se aburre, mata moscas con el rabo.

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