‘L’últim Moliner a Banyeres de Mariola’
Se trata de relatos que rememoran cómo era Banyeres en el pasado, las costumbres, los sucesos, los oficios, el nombre de las cosas, los lugares, etc. El “Museu de la Paraula” será, en un futuro, una herramienta que podrá ser utilizada por investigadores, estudiosos y público en general que supondrá un patrimonio inmaterial de valor incalculable para la población.
El reportaje dedicado a Daniel Vilanova y su “Molí de la Farina”, sumamente cuidado en su elaboración, recoge la historia de este molino, así como la genealogía de la familia que lo administra. Sus contenidos giran alrededor de la figura de Daniel Vilanova Descals, que es quien lo ha regentado en la última etapa, convirtiéndose, a su vez, en protagonista.
Es el propio Daniel, con la naturalidad y cercanía que lo caracteriza, quien relata todos y cada uno de los detalles del molino, su funcionamiento, las partes que lo componen, el mantenimiento que se le practica… Lo hace en primera persona, avalado por los atributos que le acreditan ser el último de dos sagas de molineros que desde el siglo XIX se han dedicado a este oficio, una ocupación que se caracterizaba por su marcada tradición familiar y que se trasmitía, en la mayor parte de los casos, de padres a hijos, por lo que su aprendizaje se iniciaba desde temprana edad.
Por ello las referencias familiares se hacen imprescindibles, evocándose las raíces de una estirpe que desde hace mucho tiempo se consagró a esta profesión. Antepasados de Daniel regentaron, a lo largo de tres siglos, molinos situados en distintas poblaciones del Comtat, l’Alcoià y la Vall d’Albaida, algo que queda patente en el reportaje y que sustenta la marcada tradición familiar en el desempeño de esta ocupación.
Daniel, protagonista del vídeo y protagonista también el día de su presentación, se convirtió en el foco de atención de todos. Se llenó el Teatro Principal e incluso fue necesario habilitar una nueva sesión para poder atender al público que había demandado poder asistir. Con la naturalidad de siempre pero abrumado por la emoción, agradeció al público las muestras de afecto y a quienes habían hecho posible este proyecto. Fueron aplausos no sólo por el documental o por su papel en él. Lo fueron también por su humanidad y afabilidad, en definitiva, por su modo de ser.
Con Daniel Vilanova se cierra una etapa. El molino, pese a estar impecablemente conservado y en perfecto funcionamiento, tiene un futuro incierto. Sus descendientes han seguido otros caminos, lejos de este oficio. Y así lo ponen de manifiesto en el propio reportaje. Se abre, por tanto, una incertidumbre sobre cuál será el mañana de una instalación que representa uno de los pocos ejemplos de esta infraestructura que quedan en la Comunitat Valenciana.