La viga en el ojo
Después de leer una noticia sobre las obras de la línea ferroviaria Alcoi-Xátiva, me viene a la memoria una historia de mi niñez que me contó mi padre. Recuerdo aquel día como si fuera hoy mismo. Las persianas estaban levantadas y las ventanas abiertas para airear la casa. Mi padre estaba sentado en el sofá escuchando uno de sus discos de pasodobles en su apreciado tocadiscos de la época. Yo jugaba con mis coches cuando mi padre de pronto me preguntó: “¿Sabes cómo se inventó el pasodoble?”. Mi respuesta fue un no rotundo. Entonces, mi padre comenzó a contar la historia de la creación del pasodoble: “Esto era un padre y su hijo Pachín. Iban en el tren y el hijo preguntó a su padre: ¿Parará Papá? A lo que el padre contestó: Parará Pachín. El hijo volvió a preguntar: ¿Parará Papá? Parará Pachín respondió el padre. Y durante todo el trayecto estuvieron padre e hijo diciendo: parará Papá; Parará Pachín; parará Papá; parará Pachín… y así se inventó el pasodoble”. Con la inocencia característica de un niño creí aquella historia y más aún cuando escuchaba a mi padre tararear “parará Papá; parará Pachín” al son del pasodoble que sonaba en el tocadiscos. Un relato inverosímil, lo sé. Pero para mí fue fascinante.
¿Por qué les cuento esta? Porque igual de paradójicas son las historias que nos cuentan desde el consistorio municipal.
El tren de Pachín y su padre no sé si al final paró en alguna estación. Pero el tren Alcoi-Xátiva si parará… dos meses según la fábula que nos cuentan desde la casa consistorial. Que puede ser igual de absurda que el relato de la creación del pasodoble si tomamos como referente las obras del puente Fernando Reig, que dijeron que iban a ser unos meses y llevamos ya más de un año, o bien, quizás sea la “Crónica de una muerte anunciada” hace muchos años.
59.081 no el próximo número del gordo de la lotería de navidad. Mis poderes no van más allá de la simpatía por una determinada combinación de números y la especulación. Éste es el número de habitantes con los que cuenta la ciudad actualmente. Las historias que cuentan desde el consistorio para detener esta decadencia de población están llenas de proyectos ambiciosos, mejoras en las calles y servicios de la ciudad, reuniones y encuentros para que Alcoy vuelva a ser “Ciudad industrial”. Pero al tiempo que las lees van perdiendo toda credibilidad, pareciendo más cuentos de fantasía que proyectos realizables.
Otra historia que cae por su propio peso es decir: “que los alcoyanos no somos conscientes de que somos una de las ciudades más grandes de la provincia”. ¡¿Really?! (¡¿En serio?!), nos cuentan esta historia. Si los alcoyanos queremos una ciudad mejor sin que se caigan ramas de árboles ni márgenes que pongan en peligro edificios; si queremos una ciudad limpia, un centro histórico que tenga historia y no que sea historia… si los ciudadanos queremos eso, es porque somos muy conscientes que somos una de las ciudades más grandes e importantes de la provincia y deseamos que esté a la altura como tal.
Por consiguiente, señores políticos, póngase las pilas y trabajen para crear la ciudad de la que somos conscientes los alcoyanos que tenemos, dejen de ver la paja en el ojo ajeno y preocúpense de la viga que tenemos en nuestro ojo, no nos cuenten más milongas porque en estos tiempos que corren ya ni los niños se las creen.