La semana del cisma

No es que el Casal de Sant Jordi corra peligro de venirse abajo ni parece que requiera, pese a sus años, reforzar la estructura, pero estos últimos días cuatro columnas han hecho temblar los cimientos de la fiesta. En realidad las cuatro pilastras nada tienen que ver con el edificio en el que la Associació de Sant Jordi tiene su sede.

Pertenecieron, en realidad, a la antigua parroquia de Santa María. Datan de 1768 y nadie sabía de ellas desde hace 70 años, cuando fueron depositadas en la iglesia de Sant Jordi. Hace unos días, alguien con un ojo clínico y ni repajolera idea de su origen ni ganas de preguntar, las mandó al ecoparque. Y he aquí el drama. Las meteduras de pata, como las lesiones de los futbolístas, nunca llegan en buen momento y en este caso tampoco. La sonrojante historia, con final feliz y las columnas salvadas por la campana, la suerte y la intervención de alguien que sí supo adivinar su importancia, se produce, además, en vísperas de unas elecciones –las Europeas no, las del Casal– y esa nefasta coincidencia ha disparado el consumo de tila y valerianas entre algunos dirigentes del Casal. A otros, por lo bajini, les ha entrado la risa.

De risa o para llorar, según se mire, ha sido la última presencia del Molt Honorable, Alberto Fabra, en Alcoy. Al igual que los asesinos regresan al escenario del crimen, el president volvió a pisar esa plaza de España en la que recibió el Dia dels Músics una sonora pita. Otro cisma. Se dirigía a la sede del PP e iba a ver, con los militantes del partido, el Barça-Atlético de Madrid. ¡Con la de teles que hay en el mundo! Y se presentó con su ya habitual séquito de policías y escoltas que ordenaron a todo bicho viviente, alejarse de la figura del president. Aseguran fuentes oficiales que Fabra está resfriado y quiere evitar a toda costa la propagación del virus. Pura seguridad.

En una semana así, el gobierno municipal no podía dejar pasar la oportunidad de tener su propio cisma. Lo han causado ellos solitos y lo ha propagado a los cuatro vientos el PP y más concretamente Fernando Pastor, que asegura, Ley de las Administraciones Públicas en mano, que la edil de Régimen Jurídico ha cometido una ilegalidad y exige al alcalde que la cese en sus responsabilidades. Al respecto, el alcalde y el gobierno no han dicho ni mu. Lo dicho, un cisma.

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