La “nova” moneda catalana
Está claro que todo país independiente que se precie tiene que tener su propia moneda y Cataluña no puede ser menos. Todos creíamos que se acogerían a la antigua peseta, que al fin y al cabo fue un invento suyo, pero finalmente parece ser que a la hora de la verdad se inclinan por el euro, aunque de producirse el proceso dudo se lo permitan, pero por intentarlo que no quede.
Las monedas que han emitido no son de curso legal, pues eso podría meter a más de uno en la cárcel, aunque ese extremo ya comienzo a dudarlo aunque al Lute lo metieron por mucho menos. Por ese motivo las han acuñado con carácter conmemorativo, para disimular, pero la realidad es que dan el pego. Un periodista las ha usado para: adquirir un diario, pagar un café, una barra de pan, realizar una pequeña compra en un chino y finalmente para tentar la suerte con un cupón de la ONCE.
Curiosamente el único que se enteró que le querían meter gato por liebre, fue el ciego. Simplemente porque difieren muy poco en el tamaño. Lógicamente el periodista no se hizo cómplice de la estafa e inmediatamente deshizo el entuerto cambiando las monedas falsas por otras de curso legal. A todos menos al chino, ya que el avispado oriental intuyó que podía valer más y fue reticente para devolverla.
Y no va descaminado, pues de los 3.000 ejemplares que de cada valor se han fabricado en China, con un costo total de 2.000 euros, dedicándose a pasarlas como moneda falsa se obtendrían 11.640 euros (3,88 X 3.000). Pero “la pela es la pela y el negosi el negosi”, por lo que cada serie se venderá por 23 euros, muy superior al precio de otras monedas legales europeas, con lo que obtendrían 69.000 euros.
Con eso no podrían pagar lo que cuesta mantener durante cinco minutos una de sus embajadas en el mundo, pero menos da una piedra.
Echando un vistazo en la red las veremos inmediatamente. Si despreciamos la imagen de un euro con un “caganet” multicolor y nos lo tomamos en serio, la contemplaremos. El reverso es similar a nuestros euros, según dicen con la imagen del contorno de Cataluña proyectándose en el espacio, aunque también podría ser un ovni, pero el anverso es diferente en cada moneda.
La de dos euros presenta un conjunto de estrellas en la que destaca una más grande, Cataluña por supuesto, y el lema: “Nou estel a europa”
La de un euro está dedicada a Ramón Montaner. Catalán de nacimiento pero valenciano de adopción. Vivió aquí, desde los ocho años, donde murió y todos sabemos que uno no es de donde nace, sino de donde pace. Por estos lares está mal visto por lo que creen que Alcoy es una fundación catalana, pues es sus crónicas lo desmiente. Por ese motivo tratan de desprestigiarlo por el viejo sistema de obviar lo que dice y ver lo que no dice.
Los 50 céntimos están dedicados a Ramón Llull, que como todos sabemos era mallorquín.
La de 20 céntimos a Josep Moraguez que luchó y perdió contra Felipe V. Mártir de la independencia pues finalmente fue ajusticiado por el Borbón, aunque en su descargo hay que añadir que anteriormente y por dos veces le había perdonado la vida.
La de 10 céntimos a Neus Català, víctima del fascismo nazi, que a pesar de las penalidades sufridas ha sobrevivido más de 100 años.
La de 5 céntimos está dedicada “als castellers”. Tengo claro que los catalanes le han dado la relumbrancia que ahora tienen y que han alcanzado cotas estratosféricas en las alturas que consiguen, aunque sea a costa de exponer la vida de los tiernos infantes que siempre los coronan. Estos deportes o espectáculos debían estar prohibidos como los toros, pero parece que ciertas cosas, dependiendo de su origen, tienen bula. De todas formas no hay que olvidar que el origen de estos castillos humanos está en los llamados “bailes de los valencianos”, que mientras bailaban, de vez en cuando, montaban estos castillos. Eso ocurría en el siglo XV y dio origen a la moixiganga que posteriormente pasó a Cataluña y Aragón. !!!Cataluña nos roba¡¡¡
La de 2 céntimos está dedicada a Ignasi Barraquer. Nada que oponer aunque yo le hubiese concedido una moneda de mayor tamaño.
La cenicienta de 1 céntimo está dedicada a la red de bibliotecas. Lógico. Yo haría como los fineses: para lo que vale, mejor quitarla.