La importancia de una educación temprana en perros

DANIEL PÉREZ, educador y adiestrador canino.

Todos los días, en nuestras rutinas habituales, ir a trabajar, a hacer la compra, a pasear a nuestros perros… nos cruzamos en nuestro camino con multitud de perros paseando con sus dueños. Si nos fijamos atentamente en ellos, nos daremos cuenta de que muchos de ellos presentan ciertos problemas de conducta, con más o menos intensidad y que son de lo más variado: desde perros que tienen una falta de sociabilidad con personas y pasean atemorizados, a perros con ladridos excesivos o incluso agresividad, y otros muchos problemas que no se ven en la calle pero si se dan en casa.

Todos ellos tienen problemas susceptibles de ser tratados por un educador canino para corregir esas conductas y convertir un comportamiento digamos “anormal”, en una conducta adecuada para convivir en una familia y en sociedad.

¿Por qué surgen estos problemas? La mayoría provienen de una falta de información por parte del propietario a la hora de adoptar/comprar un perro; el resto, son costumbres que se han ido adoptando con los años por una mala comunicación y que ha ido generando pequeñas modificaciones en la conducta del animal de forma imperceptible hasta que se han hecho evidentes.

¿Cuál es la mejor manera de solucionar estos problemas?

La prevención. Sin lugar a dudas, está claro para todo el mundo que la mejor manera de evitar estos problemas en nuestros perros que hacen que tengamos que buscar un educador canino que los solucione, sería haber evitado todas aquellas cosas que los han provocado en su origen. Para conseguir esto, hay varias cuestiones que tendríamos que poner en práctica:

En primer lugar, antes de adoptar o comprar un perro, deberíamos informarnos bien del carácter del perro en cuestión, buscar información sobre su raza, o en el caso de mestizos, sobre sus cruces si son evidentes, e investigar a fondo cuáles son sus características, comportamiento y cualidades.

En segundo lugar, deberíamos buscar un profesional que nos orientara en la manera correcta de educar a un perro desde el inicio: costumbres que se deben adquirir (o que no se deben adquirir) desde pequeños, como debemos comportarnos con ellos, alimentación, rutinas diarias… Hay miles de pequeños detalles que desde bien pequeños marcan como serán cuando sean perros adultos, y que, aunque sean detalles a priori insignificantes, podría representar la diferencia entre tener un perro estable o no.

Por poner un ejemplo, una muestra clara estaría en la relación de los perros con el secador, que es un objeto cotidiano y que provoca muchos problemas a la hora de lavar al perro. En este caso, con unos simples consejos desde el inicio sobre cómo adaptar a nuestro perro al secador, evitaríamos que en el futuro tengamos un perro con el que hay que “luchar” para poderlo secar.

Y así, subir al coche, la dieta y la forma de alimentarlo, la forma de relacionarnos con él… Todo ello influye en que nuestro perro pueda tener un problema de conducta en el futuro si no sabemos cómo hacerlo, si nos basamos en cosas que hemos oído en la calle o en consejos de otras personas, o si cometemos el error de pensar que no necesitamos asesoramiento simplemente porque hemos tenido otros perros antes y no han presentado estos problemas.

Como reflexión final, resulta curioso que, en esta sociedad donde a la hora de tener un bebe (sin ánimo de comparar perros con bebes, que no es lógicamente lo mismo), nos dedicamos durante meses a formarnos para educarlo correctamente, compramos libros, hablamos con matronas, profesionales de guarderías, maestros, buscamos orientación en la manera más correcta de educarlos desde el principio… Pero en cambio, cuando nos decidimos a tener un perro, la mayoría no buscamos información de ningún tipo, simplemente lo cogemos sin más, manteniéndonos en la creencia de que un perro no requiere de todo este asesoramiento, que es simplemente un animal y por lo tanto es sencilla su educación. Cuando en realidad es todo lo contrario.

Los animales son seres vivos, con pensamientos complejos –piensan mucho más de lo que podamos creer– con lo cual, deberíamos tener al menos, la suficiente preocupación por asesorarnos en la mejor manera de educar a un perro correctamente desde el inicio, antes de tenerlo y no solamente cuando ya es tarde, cuando los problemas de conducta se han hecho evidentes y cuesta mucho más esfuerzo y tiempo solucionarlos.

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