La eterna pregunta: ¿Comprenden lo que les decimos?

VANESA CARBONELL, educadora y entrenadora canina en Diéresis Animal.

Estos días, las redes sociales hierven con la noticia del nuevo estudio de investigación que revela que los perros comprenden lo que les decimos y cómo se lo decimos. La realidad es que la prensa ha dado vuelta a la noticia y los titulares han generalizado por completo el resultado.

El titular principal en casi todos los medios es: “Los perros entienden exactamente lo que les decimos”. Esta afirmación es completamente falsa, de hecho, si echamos un vistazo a los resultados reales del estudio vemos que en ningún momento aparece esa afirmación. A raíz de estos titulares, diversos medios han comenzado a deducir otro tipo de afirmaciones como: “Si tu perro no te hace caso es porque no quiere”.

Antes de que la mayoría de propietarios comiencen a enloquecer pensando que estas afirmaciones son correctas y que sus perros les desobedecen porque son unos rebeldes sin causa, vamos a aclarar cuáles han sido los resultados reales del estudio.

El estudio se ha realizado entrenando a algunos perros a tolerar una resonancia magnética funcional, una prueba que muestra qué áreas cerebrales se activan ante determinada estimulación, como por ejemplo, cuando un propietario habla a un perro.

En primer lugar, vemos que la fiabilidad del estudio es más bien baja, los estudios se han realizado con solo 13 perros a los que les hablaban sus propios entrenadores, palabras con sentido y sin él, y con entonación de elogio o neutras.

Los resultados han mostrado que los perros procesan las palabras que les decimos y les afectan dependiendo de la entonación; es decir, no comprenden lo que les decimos, lo que tiene sentido para ellos es la entonación que utilizamos a la hora de dirigirnos a ellos. Sí que es verdad, como ya se sabe hace años, que los perros pueden asociar algunas palabras o frases con situaciones, a través de múltiples repeticiones, y pueden “comprender” qué significan. Por ejemplo, ¿qué perro no entiende la frase “a comer”? Pero estos aprendizajes se dan por asociación, no por comprensión implícita del significado.

Los resultados de la RMf han mostrado que en los perros, la parte del cerebro que se activa cuando procesan esta información –la entonación– es la región cerebral derecha, al igual que en los humanos, y la misma que para otros contenidos de carácter emocional; en cambio para el contenido de lo que decimos –el significado– se activa una región del hemisferio izquierda, al igual que en los humanos de nuevo. ¿Todavía nos sorprende que nuestros procesamientos cerebrales sean parecidos? Si es así, todavía nos queda mucho camino por andar.

Otro detalle importante del estudio es que los resultados solo se muestran en interacciones entre perros y sus propietarios, por lo que seguimos ante la incógnita de si los perros discriminan esta información dependiendo de quién se la de –su dueño o un desconocido.

¿Os imagináis lo terrible que sería que los perros comprendieran exactamente lo que les decimos? Si esto fuera así, estaríamos ante una rebelión canina mundial en la que los perros existen únicamente para desobedecernos y hacernos la vida imposible.

Por otro lado, lo que sí remarca este estudio de nuevo –como ya lo han hecho y lo siguen haciendo cientos de ellos– es la afirmación de que los animales no humanos sienten emociones, y éstas influyen en su sistema nervioso central al igual que en el nuestro; producen, literalmente, cambios físicos. Por tanto, y específicamente en el ámbito canino, volvemos a remarcar la importancia del método de educación que empleamos con ellos.

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