La conquista de Alcoy de 1255

Ahora que se habla tanto de los ocho apellidos vascos y catalanes, supongo que también podría darse el caso de que alguien pudiese presumir de tener ocho apellidos alcoyanos, en los que indiscutiblemente no podrían faltar los: Abad, Gisbert, Aracil, Carbonell, Santonja, Domenech, Ferrer, Miquel y un largo etcétera.

Muchos de ellos ya están presente en el libro de “Los borradores de la Corte de Justicia de Alcoy” que se remonta a 1263 y los que no lo están no quiere decir que no habitasen este santo lugar por aquel entonces, sino mas bien que no tenían cuentas pendientes con la justicia. El ochenta por ciento de esos apellidos, según dicen los entendidos, son de origen catalán, pero por poco que se investigue sobre ellos se comprobará que no es cierto.

El primero mío por ejemplo, pues el segundo es claramente de origen vasco (Dios nos coja confesados), siempre se me ha dicho que era de origen catalán, hasta que por casualidad descubrí su procedencia germánica. En Alemania también se usa como nombre de pila y hasta un conocido escritor alemán de novelas históricas lo lleva. Posteriormente emigró al sur de Francia de donde pasó a Aragón para extenderse por Cataluña y Valencia. Durante una época fue el apellido más extendido entre los alcoyanos.

Curioseando sobre el origen de algunos de los apellidos anteriormente detallados, me llamó la atención el de Abad, con sus variantes de Abat y Abbad, que proceden de Vizcaya. En un libro sobre apellidos alicantinos se dice:

“La rama de Aragón la fundó, el año 1167, Martin Fernández Abad, que fue Señor de Castellanos, en el valle de Tena de las montañas de Jaca. De esta casa, formó la rama del Reino de Valencia Pedro Abad, caballero que, al servicio de Jaime I participó en la conquista… (De Valencia) En el año 1255 intervino en la toma de Alcoy, donde quedó heredado; y sus descendientes se extendieron posteriormente: por Muro del Alcoy, por Elda, Novelda y Orihuela.”

De todo lo antedicho hay que destacar el párrafo: “En el año 1255 intervino en la toma de Alcoy…” ¿Cómo iba a tomar Alcoy, si esta población, según los fundacionalistas, todavía no existía? Supongo que será porque están equivocados.
Isabel Sansebastian, en su novela “Un Reino lejano”, también describe la toma de Alcoy por las tropas Aragonesas en diciembre de 1255. Ya sé que se trata de una novela y todo puede ser fruto de la fantasía, pero los escritores modernos se han hecho muy cómodos y prefieren atenerse a la realidad histórica de sus narraciones, antes que tener que estrujarse la cabeza inventándose una historia que la tienen al alcance de la mano escarbando en algún viejo cronicón. Mucha casualidad me parece.

Indiscutiblemente la historia de Alcoy en aquella época es confusa y continua estando entre tinieblas. Pero con los pocos datos que conocemos podemos hacernos una composición de lugar más verosímil de la que algunos nos quieren hacer creer. Veamos. Alcoy es ocupado en 1245 tras la caída de Biar; repoblada parcialmente en 1248-49, según el “Llibre del repartiment”, porque solo se ocuparon las Alquerías de su entorno, el botín más preciado que podían encontrar los nuevos colonos. A consecuencias del alzamiento de Al Azraq, dichos colonos desaparecieron en su totalidad casi inmediatamente. De algunos sabemos que aparecieron posteriormente en diversos lugares del Reino, bien aposentados y alejados de todo riesgo. El que más cerca se quedó fue uno de los escuderos que recibieron tierras y casa en Barchell y años más tarde nos lo presentan como alcaide de Ibi. Posiblemente la única guarnición que quedo en esta zona, en esos críticos momentos, fue la del castillo de Cocentaina.

Para poder repoblar Alcoy había que conquistarla previamente y esto bien pudo ocurrir en diciembre de 1255. En Marzo de 1256 se le otorga a nuestra población la Carta Puebla y es inmediatamente ocupada por los nuevos colonos, que no tuvieron la necesidad de construir “sus nuevas casas” a lo que por cierto no estaban acostumbrados. Como anécdota le diré que cuando intentaron fundar Villareal el 20-2-1274, con obligación de construir sus casas, allí no acudió ni el “Tato” a pesar de ser una zona tranquila y sus tierras fértiles. Cinco años después, ante el fracaso, se emitió una nueva Carta Puebla el 12-9-1279 y fue repoblada por sarracenos que residían en la frontera de Castalla con Biar, a los que se les invitó expresamente. Está claro que lo de construir casas no iba con los cristianos.

Volviendo a Alcoy. Posteriormente se tomó la decisión de “fortificar las murallas”, no construirlas; en diciembre de ese mismo año decidieron sacar de la villa a los moros que todavía la habitaban, pagando 500 sueldos al Rey y que al ceder el castillo al alcaide poco despues tuviese la obligación de restaurarlo. En definitiva una serie de cosas que resultarían impensables, si se tratase de un Alcoy nacido de la nada.

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