La agresividad canina

Esta semana hablamos de uno de los temas que más preocupa a todos los que convivimos con perros – incluso a aquellos que no tienen perro, pero que inevitablemente se cruzan con ellos a diario por la calle–.

La agresividad canina está en el punto de mira de los estudios actuales sobre conducta animal, ya que es el comportamiento que más problemas causa, entre ellos, el más preocupante, el abandono de perros. Una de las razones, yo diría la de más peso, que causa que muchos perros la utilicen, es la incorrecta interpretación que hacen de ella los propietarios de perros. Sí, una incorrecta interpretación puede llevar a intentar acabar con ella no solo de la forma incorrecta, sino de formas que solo consiguen agravarla.

Lo primero que debemos comprender de la agresividad es que es un SÍNTOMA, no una patología. Un síntoma es aquella alteración del organismo que pone de manifiesto la existencia de una enfermedad subyacente. Cuando nos referimos a enfermedad, hacemos alusión a una alteración, ya sea física o conductual. Es decir, la agresión es un aviso, una señal que nos da el organismo de que algo no anda bien; cumpliría entonces la misma función que, por ejemplo, la tos. Tener tos no es una enfermedad, es un síntoma de alguna alteración subyacente en el organismo, bien sea que tenemos algún cuerpo extraño dentro del organismo, o que estamos resfriados, etc.

Así comprendemos que la agresividad es un comportamiento adaptativo, ya que permite al organismo adaptarse al medio ambiente en el que vive. En otras palabras, la agresividad es una conducta normal en muchas situaciones. Cualquiera de nosotros actuaría de forma agresiva si viéramos en riesgo la vida de, por ejemplo, nuestro hijo. Los perros la utilizan cuando lo consideran necesario; que nosotros no interpretemos que la situación lo requiera no quiere decir que los perros lo vean de la misma manera. Además, dentro de este punto, encontramos también diferencias de umbral de reacción según razas, linajes e individuos; es decir, que cada perro tendrá su interpretación de la situación según su genética y aprendizaje. Por tanto, una realidad irrefutable es que todos los perros están preparados para utilizar la agresión, solo que cada uno tendrá su umbral de reacción – exactamente igual que las personas -. Cuando los entrenadores decimos que ciertas razas con sensibles, nos referimos a que son más fácilmente irritables, es decir, que tienen un umbral menor de reacción; es decir, que con una situación menos cargante, podrán reaccionar con agresividad con más probabilidad que otras razas. Y no, dentro de los perros sensibles no están los perros considerados PPP como los pitbull, etc. De hecho estos perros tienen una predisposición genética a ser muy tolerantes, no así otras razas como los pinscher, chihuahua, yorkshire, etc que tienen un nivel de tolerancia muy bajo por lo general.

Así que lo primero que debemos hacer cuando nuestro perro muestra agresividad es cambiar el foco de atención, no nos interesa el hecho de que nuestro perro agrede, sino el por qué lo hace.

Pero entonces, ¿cuáles pueden ser las causas de la aparición de la agresión? Veámoslas.

Patologías: sí, una de las razones por las que los perros utilizan la agresión es porque hay una patología física subyacente. Por ejemplo, tumores craneales, problemas electrolíticos, trastornos hormonales, cualquier situación física que lleve al perro a padecer dolor crónico… por eso, lo primero que debemos descartar cuando nuestro perro utiliza la agresión de forma repentina es la salud física. Es bien cierto que algunas pruebas son costosas, pero más costoso nos resultará intentar solucionar el problema desde un punto de vista conductual, cuando el problema no está ahí.

Aprendizaje: la razón más común, la de más peso y yo diría la causante del 90% de problemas de agresividad es el aprendizaje. Y matizo, el aprendizaje incorrecto. Perros sin socialización en las etapas adecuadas, perros que han sufrido experiencias traumáticas, que han sido maltratados o abandonados, o que son “educados” de forma incoherente por sus propietarios… el aprendizaje tiene la increíble capacidad de moldear incluso la naturaleza genética de cualquier individuo; por lo que puede volver a un perro de la raza más sociable – como por ejemplo, los Golden Retriever – en un auténtico psicópata, que utiliza la agresión para todo.

Y ahora, la pregunta que más nos hacen los propietarios de perros en Diéresis animal. ¿Tiene solución?

Esta pregunta tiene una respuesta muy ambigua, pero sin miedo a equivocarme puedo decir que no, no siempre tiene solución. Por eso, uno de los puntos clave que debemos potenciar desde las escuelas caninas es la prevención de este tipo de problemas; porque muchas veces, una vez han aparecido, no desaparecen del todo.

Es decir, un perro que ya ha utilizado la agresividad anteriormente, será un perro que siempre tendrá tendencia a volverla a utilizar. Podemos realizar un plan de tratamiento fantástico en el que el perro pierda miedos, adquiera seguridad y no utilice tanto este comportamiento, pero un perro que ha agredido una vez es un perro que siempre tendrá riesgo de volver a hacerlo. Por tanto, el único camino que nos queda es el de la prevención.

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