Juan Serrano, de ángel a demonio
A Juan Serrano, le ha ocurrido algo muy común y habitual en el fútbol como es que, en cuestión de unas horas, alguien pase de ser un ángel a convertirse en la mismísima personalización de satanás. Lo que no es habitual, sino prodigioso, es que una vez condenado al infierno se le recupere para sentarle a la diestra del Señor y, como nos descuidemos le acaban haciendo un homenaje.
A Juan Serrano nadie le podrá discutir ni negar su brillante gestión, cuando llegó al Club hace once años y lo sacó del pozo negro económico en que estaba. Fue su salvador. Pero le ocurrió como a todos los que prueban la “calentoreta” de un sillón presidencial y es que “engancha”. El salvador del Alcoyano fue derivando, cuesta abajo, hasta convertirse en un dictador aficionado, convencido de que el Club era suyo o que “el Club soy yo”.
Cuentan que la comida con el alcalde y la presión de las crónicas del bueno de Dany Vilaplana, en El Nostre, han sido decisivas para derretir el loctite que mantenía a Juan Serrano sentado en su sillón.
Pero durante la estancia del ya expresidente en el infierno se han dicho cosas demasiado gordas para que aquí no pase nada y se acabe con un comunicado que es un disfraz de carnaval.
¿Qué responsabilidades tiene el gerente de la entidad en todo lo ocurrido? Si estaba en el ajo que asuma las consecuencias, aunque sea con otro comunicado disfrazado de carta de amor. Y si no se enteró de nada, mejor será que se dedique a otra cosa en la que sea más competente. ¿Cuándo dejó de ser el gerente la mano derecha del presidente?
La cesión gratuita de las acciones de Serrano y de su directivo amigo son como una confesión, con acto de contrición, de que al Club se le distrajeron 254.000 euros. ¿Y aquí no pasa nada? Y el actual Consejo directivo del Club emite un comunicado mostrando su “total apoyo a la gestión tanto económica como institucional” del presidente Serrano. A todo esto, el jueves, en la web del Alcoyano, aparecía como consejo de administración de la entidad Juan Serrano, presidente, y José Jorge Aura y Santiago Pastor consejeros. Nadie más. No se sabe quién está en esos momentos al frente de la entidad.
¿Realmente nos toman por gilipollas? Y luego están los 4.000 euros mensuales que se pagan para hacer frente a una multa de Hacienda que algunos calculan que fue de 400.000 euros. Y las sospechas de que hay un millón de euros por aclarar… Dudas porque hace ya años que no se presentan a los accionistas las cuentas contables.
Y a todo esto con un señor de Elche, amigo en su día de Serrano, que se ha convertido en el mayor accionista del Club, sin olvidar la reunión que se mantuvo el 10 de septiembre con un grupo de inversores. ¿De quién es el Club? ¿En qué se ha convertido el emblemático Club Deportivo Alcoyano? ¿En qué lo están convirtiendo? El año 2014, el de la desaparición del Club con socios y la aparición de una Sociedad Anónima Deportiva con accionistas, supuso una inflexión inolvidable. Y la culpa no es de la SAD, que ha funcionado bien en otros sitios, sino de los gestores, de quienes se dice en el comunicado oficial del Club que “no ha habido duda alguna durante su mandato”.
¿Y ahora qué?
Fue buena, acertada, la mediación del alcalde Toni Francés y el concejal de Deportes, Miguel Juan Reig, especialmente porque el Ayuntamiento es el propietario del campo de El Collao y en sus instalaciones se gasta cada año en mantenimiento un dinero que es dificilísimo de localizar en la maraña presupuestaria, pero sí que tenemos controlado el convenio de colaboración con la Fundación del Alcoyano que se eleva a 199.597 euros anuales y que supone la mayor aportación a una entidad que hace el Ayuntamiento. ¡Más que a la Associació de Sant Jordi!
El alcalde y el concejal de Deportes tienen la obligación política de estar atentos a lo que ocurre en esta entidad, patrimonio cultural, social y deportivo de Alcoy y de su historia. Y porque le tiene cedidas las mayores instalaciones a una entidad local, además de los 199.000 euros, que son de todos los alcoyanos.
Y si de algo debe servir lo ocurrido y lo que aún queda por ocurrir, debería ser como advertencia de que a los de la SAD no se les puede dejar solos y de que es imprescindible que en su Consejo de Administración figure un representante del Ayuntamiento.
Ni los alcoyanos, ni el Alcoyano, nos merecemos este bochornoso espectáculo.