Joven, periodista e inmigrante
Cada persona se inspira en lugares diferentes. Esta mañana y muchas otras, cuando voy viajando en el metro de Santiago de Chile me vienen a la mente tantas ideas que quisiera transmitir, pero luego se me olvidan escribirlas de la misma forma que anteriormente las había recitado. Escribo porque quiero contar lo que ven mis ojos, lo que siente mi corazón y lo que piensa mi cabeza. Hace 5 meses que soy inmigrante chilena. Sí, joven inmigrante, el lastre que arrastra la crisis económica y financiera, europea, mundial, española o yo qué sé qué diablos es. Después de tanta carretilla de información falsa, sesgada, inventada y creada para distraer y ni siquiera saber qué decir a los pequeñines peces que asoman la cabeza para no morir ahogados, uno pierde la noción de lo que está pasando. Aprovechando esta frase que acabo de mencionar, recuerdo que hace unos años hubo una campaña bajo el título: ¡pezqueñines no gracias, debes dejarlos crecer! Me viene como anillo al dedo como claro ejemplo de lo que están haciendo con esos pequeños peces, es decir a los parados, los que todavía están a punto de serlo, a los emigrantes y jubilados. A muchos les están dejando morir y a otros les mantienen vivos sin dejarles crecer. No les interesa que la manada más grande de peces crezca. Solo los tiburones, pulpos y merluzas podrán seguir engordando a costa de los más pequeños. Esto ocurre en Chile, país donde a día de hoy estoy viviendo para sobrevivir, y desde donde hago una mirada a España y veo que estamos yendo por el mismo camino. Vamos camino de un sistema neoliberal y digo vamos en vez de decir nos llevan porque somos todos nosotros los españoles quienes debemos detener la máquina del tren.
Están empezando con recortes y acabaremos sin pellejo. Ser inmigrante no es la mejor experiencia grata que pueda tener una persona, pero desde luego que sirve para crecer y darse cuenta de muchas cosas.
En Chile si uno nace pobre muere siendo pobre. No hay retos ni metas para los pequeños chilenos porque no disponen de posibilidades para seguir escalando en sus vidas. Viven para el día a día. Entre lo más indignante que he podido escuchar es un anuncio por radio que decía: quieres más años de vida, apúntate a más vida. Si tienes dinero vivirás más tiempo porque podrás ir al médico, si tienes más dinero podrás tener una habitación en condiciones en un hospital privado. Pero recuerda, todo depende de la plata que tengas. Qué lástima! Resulta que todos nacemos del mismo modo, pero nada más asomar la cabeza estás predestinado para una vida pobre o rica.
Da lo mismo si tienes un coeficiente intelectual por las nubes, si no tienes dinero no podrás estudiar a no ser que pidas un préstamo y te endeudes para toda la vida. Españoles y españolas no permitamos seguir yendo por esta senda neoliberal, dónde todo se compra y se paga. No destruyamos lo que muchos envidian porque les gustaría tener y sigamos dando ejemplo de lo que son los derechos humanos. Luchemos para que no nos arrebaten una educación y una sanidad pública. De momento, seguiré siendo inmigrante hasta que se me abran las puertas en mi tierra. Lo que puedo hacer es escribir, intercambiar formas de pensar y ante todo seguir luchando no solo por mí, sino por los que vienen detrás.