Hemingway y Tirisiti

Alcoy era una fiesta, hubiera gritado Hemingway ahíto de vino gordo y tabaco de cuarterón y un novelón en su cabezota de viejo lobo de mar, bajando eufórico por San Nicolás. La fiesta estaba en Alcoy que París a su lado era una charlotada. No salimos de un fregado y nos metemos en un barrido. ¿No se han dado cuenta de la cantidad de veces al año que vemos esas señales de rústica caligrafía anunciando que no se puede aparcar porque en breve va a pasar algo?

En Alcoy siempre pasa algo que trae de cabeza a la rutina y no le permite a uno regodearse en su propio aburrimiento de ciudadano gris marengo. Hemingway, de haber conocido Alcoy, hubiera dejado escrito para los anales la gran antología del divertimento o el opúsculo definitivo en donde se recogerían las enseñanzas de cómo sacarle todo el zumo a esta extrañeza o a esta burla que venimos llamando vida.

Burla burlando, Alcoy, digo, es una fiesta y una constante invitación a vivir la calle, a patearte las aceras con las botas de siete leguas del alma.

Esta tarde noche tenemos zambra de nuevo. La nit oberta saca el género a la calle y no por la calor, precisamente, sino por esas ganas incontrolables, ese prurito de meter el dedo en la llaga de lo poco convencional. Made in Alcoy en estado puro. Y allá que van “les botigues al carrer” un año más a sacarnos del compartimento estanco y a darle gusto a nuestro antediluviano espíritu de buhoneros. Quincalla en la calle que sabe a gloria y que nos hace olvidar el mundanal ruido en el más amplio sentido de la palabra ruido. Ni un solo coche acezante, ni un solo tontolculo dando gas a la moto, ni un autobús que pierde fuelle en bárbara agonía.

En esta sexta edición habrá una muestra de ilustración en la Plaça de Dins, que no solo nos nutrimos de jolgorio y despiporre, que también tenemos querencia a las tablas de la sensibilidad y la cultura. Desde mi atalaya, el estudio Casa del Pavo, donde escribo mis delirios sabáticos y pinto las monas que les endoso, también queremos aportar una “miqueta” de arte a esta fiesta del comercio. Bajo el patrocinio de algunas tiendas de la calle San Nicolás sacaremos los caballetes y las pinturas a la calle para todo aquel que quiera desfogarse con un pincel y un lienzo. Dentro del estudio, y bajo el auspicio de nuestro señor don Fernando Cabrera, dueño de niebla y humo del estudio, podrán ver una muestra de dibujo y pintura de los alumnos de esta casa así como una exposición de restauración de muebles fruto del trabajo de un año de los pupilos del gran maestro Jesús Valero.

Pues lo dicho, que disfruten del día y “ens veiem pel carrer”
Si alguno ve al fantasma de Hemingway con un un Tirisiti al hombro no le den demasiada importancia, es solo que Alcoy es una fiesta. “Altra vegada”.

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