Hartazgo
El domingo casi se lía una buena en el Collao. Hacía tiempo que no se veía una escena igual, con la afición pitando al equipo casi toda la segunda parte, algún jugador negándose a saludar en el centro del campo al terminar el partido y echando pestes contra la grada, y el técnico poniendo el dedo acusador sobre el seguidor blanquiazul por su actitud crítica, añadiendo aún más leña al fuego si cabe.
¿Ventajista por comentar lo que dijo tras un victoria? Aquí no se trata de avasallar a nadie como insinuó tras el choque y sí de que el Alcoyano las pasó canutas frente a un rival que jugó todo el segundo tiempo con uno menos. Lo cierto es que empieza a dibujarse una peligrosa división entre plantilla y grada.
El domingo posiblemente vimos la peor entrada de la temporada en partido vespertino. No hace mucho, De Dios se encaró con algún aficionado por pitar al equipo y luego, ya en frío, pidió disculpas. Ante el Pobla de Mafumet fue Alfaro quien se fue directo hacia vestuarios jurando en ebreo y no queriendo aplaudir como el resto de compañeros en el centro del campo.
El domingo se cruzó una frontera cuyas consecuencias ahora mismo son impredecibles. Se le pitó al equipo, cuando si alguien tiene la llave para transformar esos gritos en aplausos son los propios futbolistas, que ahora mismo es material especialmente sensible. Supone un contrasentido, pero me da a mí que la afición del Alcoyano es plenamente consciente de sus actos y sabe que los jugadores son los que menos se deben en esta historia, pero es tal el hartazgo que ahora mismo son la única diana visible y lo sucedido el domingo ha terminado por colmar su paciencia.
A diferencia de otras ocasiones, no hubo un sector en concreto y el descontento fue más unánime que nunca. Palop se refirió el domingo a la etapa del Alcoyano en Segunda División. Precisamente de esa época vienen arrastrándose muchos de los lodos actuales, de la grandeza de algunos y la despersonalización progresiva de un club que poco a poco va perdiendo unas señas de identidad muy definidas por tanta obsesión en profesionalizar el club, cuando el Alcoyano es otra cosa.