Ganar, ganar y volver a ganar

Esta célebre frase del inefable Luis Aragonés resume perfectamente el hambre con el que cada siete días salta el Alcoyano al campo. Nunca tiene bastante este equipo, da igual que salte al campo con una alineación cogida en pinzas por las ausencias, que enfrente haya un rival crecido con sus últimas victorias, su ambición es salir a por los tres puntos.

Un apetito que es su fuerza y su vacuna ante el desmayo. En el Mini Estadi volvió a imponer su ley. En Villarreal aún estarán maldiciendo lo sucedido el domingo. Pero este Deportivo es así. Si le perdonas, estás muerto. Los de Paco López lo hicieron y adiós partido. No es muy normal que después de estrangularte poco a poco y dejarte luego sin respiración, el Alcoyano te avise con un balón a la cruceta y otro al poste. Lo habitual es que a la primera que tenga, te deje ko.

Decidió Mariano, que poco a poco va cogiendo galones en este equipo. Su actuación fue para quitarse el sombrero. Todo lo que hizo, lo hizo de maravilla. Estuvo metido en todas las acciones en las que el Alcoyano puso contra la pared al Villarreal B. Hizo el tanto del triunfo, le anularon otro por fuera de juego de Tomás Ruso que habría que ver detenidamente en la moviola, provocó una falta que fue amarilla para un rival y en la que David Torres estrelló el balón en el poste, y pudo hacer un segundo gol tras un remate que acabó en la cruceta.

Otro que rayó a gran nivel fue Marc Martínez. Crucial en dos acciones en las que salvó un mano a mano con Cantalapiedra. Quien parece resurgir de su decepcionante arranque de temporada es Álvaro García. El de La Romana sigue aún lejos de su mejor versión pero lleva varios partidos en los que su rendimiento claramente va a más. Poco a poco se está adueñando del carril derecho y será complicado quitarle el puesto si sigue en esta línea. Es un jugador que sufre a nivel defensivo, sobre todo si tiene delante un jugador como Cantalapiedra, pero que ofensivamente aporta muchas cosas y su golpeo de balón es capital en el laboratorio de Seligrat. En el Mini Estadi fue el mejor aliado de Mariano: dos centros suyos, uno gol y otro a la cruceta.

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