Eso es to… eso es to… esoestodo amigos

“Hijo, si realmente quieres algo en esta vida, tienes que luchar por ello. ¡Ahora silencio, van a anunciar los números de la lotería!”. HOMER SIMPSON

Al llegar a casa a mediodía, ponemos Los Simpson en la tele.
La serie es una sátira de la sociedad estadounidense, que narra el día a día de una familia de clase media de ese país. Enamora a público de todas las edades, pero sobre todo, a público adulto, no en vano ofrecen un humor irónico, astuto y con un guion plagado de guiños políticamente incorrectos.

Los Simpson son ya de nuestra familia y supongo que de la de muchos. Hay que tener en cuenta que van por su vigésima sexta temporada, ¡Ahí es nada! ¿Alguien recuerda la vida sin los Simpson?
Mi personaje favorito es Homer, el cabeza de familia que descuida su trabajo para ir a beber cerveza, al que le vence la pereza, la gula, la ira, el egoísmo. El que tiene un bajo nivel de inteligencia, además de sobrepeso y un —más que probable— problema de alcoholismo. Por otra parte —en ocasiones— es tierno con su familia y en otras intenta estrangular a su primogénito.

Desde luego no es un personaje a imitar, la serie lleva años recibiendo críticas del tipo, “no es para niños” y estoy de acuerdo, solo que si nos ponemos tiquismiquis, pocas series de dibujos podrían presumir de serlo, hace tiempo que lo vengo pensando…

Recuerdo a Bugs Bunny, el conejo de la suerte, como un personaje irreverente, que saludaba a Elmer Gruñón con un “¿qué hay de nuevo, viejo?” que demostraba su personalidad antisocial y desafiante. Si saludo yo así a una vecina cuando era pequeña…, mi madre me da más tortas que la “madre del año de Baltimore”, la que reconoció a su hijo por televisión entre manifestantes que atacaban a la Policía, salió a buscarlo y lo reprendió con una lluvia de golpes, agarrones y zarandeos. Por cierto, las autoridades la ponen como ejemplo: “Ojalá tuviéramos más padres así” —dicen. ¡Qué envidia me da América algunas veces!

Leoncio y Tristón, eran otros dibujos cuya moraleja nunca me pareció edificante. Leoncio, era un león optimista que pensaba que las cosas no tienen por qué salir mal y que en algún momento la fortuna le sonreiría haciéndolo rico y famoso. Por el contrario, Tristón era una hiena que seguía fielmente al león y cuyo rasgo más acusado era su pesimismo. Constantemente le advertía de que sus aventuras acabarían mal y la verdad es que así era, siempre acababan los dos corriendo para salvar la piel, mientras se oía la persistente coletilla amargada de Tristón: ¡Oh Cielos!, Leoncio te lo dije. Cuando los veía, el bocata de Nocilla me parecía menos dulce…

Lindo Pulgoso, es un perro sarcástico que tiene la habilidad de reírse entre dientes de los infortunios de sus enemigos, con una risa un tanto asmática. Es la mascota de Dulce Abuelita y, aunque con ella se porta bien, se pasaba los capítulos haciendo “perrerías”. Verlo y que te entraran ganas de poner zancadillas a los amiguitos del barrio, era todo uno.

Don Gato, y su pandilla, me fascinaban. No tenían que trabajar, no tenían que preocuparse por el alojamiento, ya que fueron los precursores de los okupas. Llegada la noche, utilizaban los cubos de basura para dormir, no sin antes ponerse un pijama y lavarse los dientes. Eso sí, la comida la robaban y el teléfono de la policía, lo utilizaban como propio, cosa que exasperaba al oficial Matute. Me pregunto si han tenido su parte de culpa en el hecho de que a algunos les parezca muy bien la expropiación de bienes ajenos.

Los Supersónicos, vivían en el año 2062, en casas suspendidas en el aire mediante enormes soportes y viajaban en aero-autos. El padre salía a trabajar y por el camino dejaba a su hijo pequeño en la escuela, la hija mayor en la universidad y a la mujer (quédense ojipláticos) en el centro comercial, ella le pedía dinero y él le daba un billete, pero la esposa le arrancaba la billetera y se iba a ejercer de mujer florero del año 2062 tan ricamente…

Súper ratón,  era un héroe, pero te incitaba en cada capítulo a supervitaminarte y mineralizarte. Algunos de mi generación lo entendieron mal. Sin embargo siempre le agradeceré que nos avisara antes de terminar definitivamente, con aquella voz latina tan zalamera… “No se vayan todavía, aún hay más”, lo mismo nos dicen los corruptos a diario, solo que con voces menos agradables.
Mazinger Z, nos enseñó que un hombre, para hacerse valer, tenía que sacar sus puños fuera y Afrodita A… venga, vamos a dejarlo…
Los Picapiedra, otra serie que trataba temas para adultos, aunque menos “negros” que en los Simpson, que por cierto, fueron los que los desplazaron definitivamente.

Aquí se abusaba de los animales cosa fina. Los pobres sustituían a los aparatos eléctricos. Me acuerdo de cuando tomaban fotos con una cámara instantánea, y se veía en el interior a un ave que realizaba la fotografía picando una roca con su pico. Por lo general los animales se quejaban de la explotación. Además, las vestimentas eran de piel, muy natural, pero muy poco ecológico.

Y me dejo a Juancho el lagarto, El Pájaro Loco, Los autos Locos, Heidi, Marco…

No serían muy edificantes, pero los echo de menos. A todos, porque eran tiempos en los que no se me ocurría, ni antes de ver los dibujos animados, ni después, escuchar las noticias. Y así no sabía de soldados franceses violando a niñas a las que debían proteger…, ni de terremotos brutales…, ni de Marjalizas…

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