VOX, el marketing electoral y la Realidad

VOX ha sabido estar donde tenía que estar en el momento adecuado. Lo que ha pasado en Andalucía demuestra una vez más que el marketing electoral es una Ciencia bastante exacta, y también que para sacar votos sólo hay que decir lo que la gente quiere escuchar. Todo eso lo ha hecho VOX, de la misma manera que PODEMOS (no pretendo comparar) hizo y dijo con aquello del 15 M.

El oportunismo de VOX ha sido tremendo, de libro, digno de estudio. Les ha salido tan bien que ahora mismo, esa formación debe de estar apurada buscando personas que quieran trabajar con y para ellos. También para completar las futuras listas electorales. Lo van a tener mal porque la etiqueta VOX y la palaba ‘ultraderecha’, echan para atrás. Y hoy en día ser político resulta poco gratificante en general y sin connotaciones tan negativas. Eso sin contar con lo que cada uno arrastre en sus redes sociales.

VOX ha triunfado porque su mensaje ha sido claro y escueto. Han respondido a las preguntas que la gente se hace y han hecho propuestas para solucionar los problemas que la gente piensa que le preocupan, o los que los políticos repiten tanto que acaban calando. Pues ya sabéis: los inmigrantes nos quitan el trabajo y tienen ayudas mientras los españoles no, las autonomías no sirven de nada, exhumar a Franco es una tontería y, sobre todo, los independentistas catalanes son lo peor y hay que aniquilarlos. Si a estas afirmaciones populistas con gran recorrido entre una masa social determinada, le unimos que la gente de izquierdas está hasta el ‘pirri’ y no salió a votar el domingo, el resultado son 12 escaños para VOX.

La izquierda y la derecha moderada ahora se encargarán de recordar e insistir que VOX es extrema derecha, franquista, ‘aznarista’ y nazi. Y puede que para sucesivos comicios lo de VOX no vaya a más.

Pero lo que importa ante estos fenómenos políticos, ante la irrupción de partidos que hace dos meses no conocía nadie y ahora tienen 400.000 votos, es que en la Realidad, poco o nada pueden hacer. Su éxito –permítanme aventurarme- no es posible. Por dos motivos concretos.

El primero es el propio Sistema. Por suerte, 40 años de Democracia, Libertad, consumismo, capitalismo, dinero, libertad sexual y avances sociales no se pueden cambiar en un periquete. No se pueden cambiar porque nadie con un sano juicio querría hacerlo. Respeto a los votantes de VOX, que seguramente son conservadores y detestan a los independentistas. Pero no podría entender que algún votante de VOX respaldara perseguir a los homosexuales, o a las lenguas autonómicas, o quisiera anular a las Mujeres devolviéndolas a las tareas domésticas apartándolas del mundo laboral. Por suerte, no hay marcha atrás con esas cosas. Nadie en su sano juicio acabaría con las autonomías ni con las televisiones públicas. Porque si teniendo ahora autonomías, Madrid se lo queda todo y sólo algunos pagamos la autopista, si la Generalitat Valenciana no existiera, además de un caos de gestión, desde Madrid sería imposible gestionar el día a día de hospitales o escuelas. Las propuestas de VOX suenan bien para los agotados con el bipartidismo de PP y PSOE, pero no son viables. La gente ya no es tan tonta, y no hay marcha atrás con el Estado de Derecho.

La segunda razón tiene que ver con la imposibilidad de hacer determinadas cosas, como las de la mayoría que propone VOX. Y pondré ejemplos claros que demuestran que las cosas no se pueden cambiar. Y que da lo mismo que esté el PP que el PSOE, o Trump u Obama. El mundo lo controla la Economía de mercado y las personas, pero ya no las ideologías. Y me explico. Los norteamericanos se entusiasmaron y llevaron a Obama al poder porque prometió una especie de Seguridad Social para todos. Era una idea buena y beneficiosa: atención sanitaria universal. Pero por desgracia, inviable. Por muchos motivos: por lo caro que era, porque no todo el mundo paga impuestos y por tanto no se puede costear con los impuestos, y también por la presión del lobby de la sanidad privada. No lo consiguió.

Pero es que Trump, años después, dijo que iba a acabar con la inmigración, con la exportación de productos que llegaran de fuera de EEUU, y que pondría un muro para separar México. Y nada de eso, aunque la gente le votó entusiasmada y agotada de los anteriores, será posible.

Hay fuerzas, entes, personas, empresas, intereses que gobiernan el mundo y por mucho que se quiera cambiar, ya es tarde. Eso es malo porque los americanos se quedaron sin Seguridad Social, pero en bueno porque algunas barbaridades que proponen algunos partidos, nunca serán posibles.

Por último, y no menos importante, estos partidos emergentes, populistas y vacíos de gente y contenido se encuentran –si gobiernan- con un problema inesperado. PODEMOS fue listo y decidió no entrar a gobernar en la mayoría de sitios. ¿Por qué? Porque aplicar la Innovación en la gestión de la administración es imposible.

VOX quizás llegue al poder e intentará aplicar su programa. Fuera autonomías, poder masculino predominante, cerrar las fronteras y expulsar a los ‘moriscos’ de El Ejido, etc. Pero si llegan al poder se encontrarán con unos pequeños problemas.
Seguramente recibirán la visita de los empresarios de las hortalizas de El Ejido que les dirán que los mejores trabajadores del pepino son los marroquís, y que si los echan del país, el sector agroalimentario de Andalucía se irá a pique. También descubrirán que algún familiar de los de VOX (o ellos mismos) resulta que es homosexual, y que incluso es feliz casado con su pareja. Pero es que, además, cuando pretendan aplicar su programa y el 155 innegociable en Cataluña, mientras hacen eso, los hospitales seguirán colapsados, habrá huelga de transportistas, se formará cola en sus despachos de personas que no tienen trabajo, seguirá creciendo la adicción al juego en Internet y tendrán que salir a la calle a guardar un minuto de silencio por la muerte de una Mujer.

Es decir, los problemas son los que son, los mismos. Duros, difíciles de resolver y de afrontar. Y los problemas reales poco tienen que ver con las propuestas de los partidos emergentes que, si llegan al poder, igual tienen que salir por piernas. Porque si Obama no pudo, ni Trump… que son los amos del mundo, me temo nadie lo va a conseguir.

El mundo ya no es de las ideas.

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