Vicente Parras: «Me queda aún mucho por hacer en este club»

El técnico del Alcoyano analiza este inicio de temporada para su equipo

Habría que remontarse a la etapa de Juan Muñoz, hace casi cuatro décadas, en los primeros años del Alcoyano en Segunda B allá por los 80, para encontrar un técnico camino de su tercera campaña consecutiva. Muñoz estuvo cinco temporadas seguidas y Vicente Parras lleva dos y anoche frente al Betis Deportivo inauguró su tercer curso sentado en el banquillo blanquiazul.
Cuando terminó el encuentro de play-off de ascenso frente al Andorra, con el cual se finiquitó el pasado ejercicio, pocos eran los que confiaban en la renovación del técnico ilicitano, que después de clasificar al equipo para la nueva Primera RFEF y de hacer del Deportivo el equipo revelación de la pasada edición de la Copa del Rey tras eliminar a Huesca y Real Madrid, muchos pensaban que su etapa en el Alcoyano había tocado techo y que se acercaba un inminente cambio de aires.
Para satisfacción de la afición, el técnico de los dos ascensos consecutivos decidió todo lo contrario y en contra de la opinión de aquellos que creían que su futuro como entrenador pasaba por aceptar una de las ofertas que tenía sobre la mesa, aceptaba el ofrecimiento de seguir en una negociación rápida, en la que ni siquiera se estipularon las cifras de su nuevo contrato, en lo que se entendió en su momento como toda una declaración de intenciones frente al vestuario y varios de los pesos pesados de la plantilla tomaron rápida nota y José Juan, Pablo Carbonell y Raúl González fueron los primeros que secundaron al técnico y firmaron su continuidad.

–¿Lo fácil hubiera sido cerrar una etapa, pero decidiste tomar una decisión valiente que otros en el vestuario terminaron secundando?
–Así es. La lógica del fútbol dice que después de dos buenos años, lo normal es marcharte a otro lado y dejar así la puerta abierta por si se presenta volver otra vez, pero yo en ningún momento entendí que mi etapa en el Alcoyano había terminado y debía firmar por otro equipo. Sé que el fútbol es muy jodido, que cuando van mal las cosas donde primero se mira es hacia el banquillo en busca de un revulsivo y a mi me puede terminar pasando, pero es algo en lo que no pienso ahora mismo ni tampoco lo llegué a valorar cuando se planteó mi renovación. Para mí lo importante es que estoy en un sitio donde me siento a gusto y valorado. Mi intención es devolver ese cariño que a diario me demuestran en el club, dejándome trabajar como yo entiendo que se debe hacer y fue lo que tuve en cuenta a la hora de plantearme mi futuro. Lo fácil hubiera sido coger mis pertenencias del vestuario e irme a otro lugar después de dejar el equipo en Primera RFEF, pero consideraba que mi trabajo en este club no se termina ahí.

–¿Y cuál es el siguiente paso que te marcas tras dos ascensos consecutivos y de haber puesto al Deportivo otra vez en el escaparate futbolístico nacional?
–Voy camino de mi tercera temporada y cada año que llevo aquí el objetivo ha sido distinto. En mi primera temporada era ascender sí o sí a Segunda B. El año pasado iniciamos la temporada pensando en la permanencia y al final logramos meter la cabeza en la Primera RFEF. Siento que tengo aún muchas cosas que hacer en este club y para mí el Alcoyano es como mi segunda casa. Me gustaría con una plantilla distinta a las de las dos temporadas anteriores conseguir consolidar al Alcoyano en la nueva categoría. Para mí va a ser un reto y no uno cualquiera, un reto muy difícil.

–En la eliminatoria de Copa frente al Real Madrid popularizarse aquella frase de “¿Y si, sí?, que fue como un presagio para lo que luego ocurrió esa noche. ¿También se podría aplicar para esta temporada y soñar con un ascenso?
–A ilusión no nos tiene que ganar nadie. Fue una forma de decir que estábamos ahí, aunque enfrente tuviéramos a todo un Real Madrid. Se demostró que en fútbol todo puede pasar.

–¿El objetivo esta temporada pasa por la permanencia?
–Ese es el objetivo real, salvar la categoría. Sin embargo, ahora mismo todo es una incógnita. Se trata de una categoría nueva y todos andamos con muchas dudas. No solo nos pasa a nosotros, hablo con otros clubes, algunos de los llamados a estar arriba, y tampoco lo tienen claro. Lo que los equipos queremos es empezar y saber donde estamos cada uno de nosotros. Ahora mismo podemos hablar de individualidades, de presupuestos, pero todos los equipos estamos en construcción, incluido nosotros. Por presupuesto podemos pensar que habrán cuatro o cinco equipos que estarán arriba, pero igual piensas una cosa y luego la competición dice otra cosa. Es difícil saber el nivel real de los equipos.

–¿Esperas una temporada igualada?
–Igualada y exigente. Va a ser una liga muy dura, en la que cinco descenderán y solo tres tendrán opciones a subir de categoría.

–Sigue una mitad de la plantilla, la otra son fichajes. ¿Qué se ha buscado con once refuerzos?
–Sobre todo dar ese salto de calidad que la temporada pasada tanto nos costó, especialmente en el play-off de ascenso. Hemos buscado dar un salto a nivel individual sin perder esa capacidad de trabajo que como equipo nos identifica y es una de nuestras señas de identidad. Esa esencia hemos tratado de mantenerla. También se ha buscado rebajar la media de edad de la plantilla. Si quitamos a José Juan y Juli estamos sobre los 26 años, con lo que seremos una de las plantillas más jóvenes de la competición. Ello nos ha permitido ganar en dinamismo y energía, aunque quizás nos pueda faltar algo de madurez a la hora de trabajar más los partidos.

–¿Esa mejoría de la calidad de la plantilla también permitirá disponer de más variantes tácticas?
–Es otra de las cuestiones que se ha querido tener en cuenta. Estar un escalón por debajo del fútbol profesional exige tener mayor versatibilidad táctica. Los equipos a ese nivel suelen trabajar con varias soluciones, incluso durante los mismos partidos. Nosotros veníamos trabajando en un 4-4-2, pero esta pretemporada hemos probado otras variantes como el 4-3-3 o el 3-4-3.

–¿De nuevo el Collao será capital para el equipo?
–Aunque sea un tópico, es la verdad. Para nosotros es vital. Hemos de conseguir hacernos fuertes en casa y aprovechar sus dimensiones. Nuestra afición debe un jugar un papel muy importante en esa faceta, en la que nuestros jugadores sientan su aliento y los rivales la presión de tener una grada detrás de nuestro equipo.

–¿De las tres temporadas que llevas en el equipo cuándo sentiste más presión?
–Sin duda en la primera. Fue el reto más complicado con diferencia. Era sí o sí subir, no valían las medias tintas. Además no de cualquier manera. Desde el primer minuto sentimos todos la presión de la necesidad de tener que ascender. No había ninguna duda en torno al objetivo a cumplir y desde la primera jornada todos fuimos al 120 por ciento de nuestras posibilidades. La temporada pasada fue diferente. Estaba el reto de meter la cabeza en la Primera RFEF, aunque no era una prioridad. Era una posibilidad que fue haciéndose realidad con el paso del tiempo. Todos entendimos que ser uno de los 40 equipos clasificados para la nueva categoría era un balón de oxígeno importante para la entidad. Supone estar cerca del fútbol profesional, con lo que ello puede representar para el club tanto a nivel de repercusión como de ingresos de cara al futuro.

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