Vae Victis (¡Ay de los vencidos)
Cuenta la historia que el jefe galo Breno pronunció esta expresión cuando accedió a retirarse de la ciudad de Roma tras un pago de mil libras romanas en oro. Los romanos se percataron que los galos habían amañando la balanza con la cual se pesaba el oro y protestaron. Entonces, Breno lanzó su espada al lado de las pesas al tiempo que exclamaba: «Vae Victis». Una expresión que literalmente viene a decir ¡Ay de los vencidos! O en un argot más cotidiano algo así como: «Esto es lo que hay, o lo tomas o lo dejas».
Algo similar ha ocurrido con la peatonalización del centro. El gobierno municipal, por medio de su máximo representante, ha arrojado la espada a su lado de la balanza contestando a la protesta social con la frase: «ninguna ciudad ha dado un paso atrás». Que podría ser una traducción valida de «Vae Victis». Vamos, que el proyecto se va a realizar por activa y por pasiva. Sin contar con el consenso de comerciantes y vecinos y sin unanimidad política.
Un proyecto de tal envergadura necesita del consenso por todas las partes afectadas; políticos que buscan captar votantes, comerciantes que necesitan captar clientes y vecinos que reivindican mejorar su bienestar. Pero este proyecto no concierne solo a los vecinos del centro también se ven involucrados vecinos de los barrios colindantes. ¿Cómo afectará a los barrios de Zona Alta y Viaducto?
Para emprender una idea de esa magnitud se requiere de una buena planificación y ejecución. Sin las cuales, se pueden lamentar consecuencias desafortunadas para todos, no sólo para los implicados. Todos los ciudadanos formamos Alcoy y, por tanto, de algún modo u otro, todos cumplimos nuestro cometido para mantener viva la ciudad al igual que lo hacen los glóbulos rojos, blancos, plaquetas, leucocitos… en el cuerpo humano; todos ellos esenciales para que el corazón continúe latiendo.
Por consiguiente, esperemos que con esta ordenanza el gobierno no provoque un infarto al corazón de la ciudad y tenga que retirarse con el rabo entre las piernas porque nuestro centro haya dejado de latir siendo los ciudadanos quienes arrojemos la espada a nuestro lado de la balanza y pronunciemos: «Vae Victis».