Unidos por la igualdad

Año 2019 y sigue siendo necesaria la existencia de un Día Internacional de la Mujer. Y sigue siendo necesario este día porque vivimos en una sociedad en la que resta un largo camino para conseguir que hombres y mujeres seamos considerados como iguales, con los mismos derechos y las mismas obligaciones, con el mismo salario por desempeñar un mismo trabajo, para que cada mujer pueda ser aquello que quiera ser, sin vetos y sin discriminación, y también pueda disfrutar de su ocio libremente.

A diario nos encontramos con casos de desigualdad salarial, de mujeres que realizan exactamente el mismo trabajo que un hombre pero que a final de mes ven en su nómina una cifra menor que la del compañero, como también vemos a mujeres que quieren acceder a una cierta profesión o a papeles que tradicionalmente se han considerado masculinos y que viven un calvario, hasta el punto de llegar a desistir.
La movilización es fundamental para poder avanzar en el camino hacia la igualdad. Un camino lleno de obstáculos y en el que siempre me encontrarán para luchar, pues mientras haya una sola mujer que no esté donde quiera y deba estar, que no reciba un trato igualitario, estaré reivindicando.

Y en esta lucha no podemos mirar únicamente hacia uno mismo. Yo, personalmente, vivo la igualdad en mi vida personal y laboral. He disfrutado de una educación sin distinción, formo parte de una familia donde padre y madre han compartido responsabilidades, trabajo y tareas, igual que hacemos mi pareja y yo, y he ejercido mi profesión sin discriminación por parte de todos los jefes que he tenido.

Pero esto no es suficiente. Aquí no valen personalismos ni casos particulares. Hay que mirar y pensar de manera global, general. Mientras siga habiendo casos de desigualdad, de diferencias por razón de género, hay que seguir luchando. Y tenemos que seguir luchando todos, mujeres y hombres, porque es necesario que todos, unas y otros, seamos conscientes de que solo desde la igualdad podremos mejorar y avanzar como sociedad. Solo desde una educación sin distinción y desde la implicación general de hombres y mujeres conseguiremos frenar unas absurdas desigualdades en pleno siglo XXI.

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