Una operación con vistas al podio

Alba Sanegre se operó hace un año de la vista con el objetivo de mejorar en las bajadas

Una operación con vistas al podio
Alba Sanegre tocando la campana de la meta del Vall d’Aran tras acabar novena la prueba.

Cuando un atleta se somete a una operación, surgen inevitables dudas sobre su capacidad para regresar al mismo nivel de rendimiento. Este es el caso de Alba Sanegre, la atleta alcoyana que tomó la decisión de operarse de la vista en septiembre del año pasado. La razón era sencilla, pero crucial: correr con gafas le resultaba prácticamente imposible para lograr sus objetivos y alcanzar sus metas.

“Desde que me detectaron que no podía llevar lentillas por hacer mal uso de ellas desde los 13 años, me costó adaptarme a correr con gafas graduadas. Entonces, mi cerebro desarrolló un miedo tremendo a correr en las bajadas. Me tropezaba y caía muchas veces porque no medía bien las distancias”, explica Alba.

Fue entonces cuando decidió pasar por quirófano, con el miedo y las dudas que siempre surgen al pensar en el post operación. “Todos tenemos miedo cuando caemos enfermos, a estar parados, pensando en que vamos a perder la forma física. Yo estaba aterrada, pero mentalmente, el hecho de estar corriendo con gafas, me estaba afectando bastante”, sigue la atleta.

El último día que corrió con gafas fue un momento de despedida. “Le dije adiós a la montaña porque no sabía ni cómo, ni cuándo, ni en qué estado iba a volver. Así que fui a entrenar, me despedí, y al día siguiente entré en quirófano”, relata. Un mes después, empezó a retomar la montaña con mucho cuidado, usando gafas de sol y múltiples protecciones. “El cuerpo tiene memoria y, aunque me costó, empecé a recuperar pulsaciones. Fue una adaptación muy progresiva. Al día siguiente del alta no corrí 20 km; primero caminé, luego usé la bicicleta y fui al gimnasio, y cuando los músculos empezaron a estar fuertes, empecé a correr.”

Casi un año después de la operación, aunque aún se encuentra en proceso de recuperación, asegura: “Ese miedo a día de hoy permanece. Me he ido soltando y noto que he mejorado en las bajadas, aunque no lo hago exactamente como antes. Voy progresando bastante bien; es mental y se tiene que trabajar con ayuda de psicólogos. En este aspecto, mi pareja Andrés me ayuda bastante. Pero poco a poco mejoraré y conseguiré ganar minutos que antes ganaba en las bajadas”, continúa la atleta.

La operación ha marcado un antes y un después para Alba. “La motivación ha sido muy fuerte. Ahora tengo muchas más ganas. Es verdad que el miedo a bajar no se ha ido y eso está costando, pero sigo motivada. Ahora me da igual que llueva o granice en una carrera, porque sé que voy a ver exactamente igual que el resto. Estoy trabajando en mis puntos débiles y compitiendo con mis fortalezas, lo que siempre me motiva mucho. Siempre lo diré, cualquier persona que tenga miopía debería ahorrar y operarse porque es una inversión en salud y calidad de vida”, aconseja Sanegre.

Con la vista renovada y, a pesar de seguir en proceso de adaptación, Alba ya ha conseguido diversas medallas. “No han sido muchas, puesto que hasta después de un mes de la operación no pude hacer deporte y fue como arrancar de nuevo”, confiesa. Sin embargo, Alba se estrenó en la Mimamuca quedando en primer lugar, y consiguió dos medallas de segundo puesto en la Ultramediterrània de Alcoy en 15K, sky y vertical. También quedó en primer lugar en la Invernal Confrides y en la Pujada a la Penya del Frare. Más adelante, se alzó en el segundo puesto en el Reventón El Paso en La Palma, una carrera internacional, y quedó quinta en el autonómico de la carrera vertical, lo que le dio el pase para ir al campeonato de España, en el que quedó en la posición 24.

El último logro del que está muy orgullosa es el noveno puesto en la Vall d’Aran 32k, con 2.100 metros positivos. “Después de la operación, mi entrenador me recomendó correr distancias más cortas y mi sueño era volver a correr la PDA de 55km. Pero como no sabía cómo iba a recuperarme y si iba a llegar en buen estado físico, decidí apuntarme a la de 32 km. Firmaba por el top 10 y lograr el top 9 ha sido genial. El único problema fue que el ansia me pudo y en la primera parte pequé de subidón. En la segunda parte lo pagué porque iba vacía de fuerzas, pero mis compañeros me dieron la energía suficiente para no perder ese top 9 y poder cruzar la meta y tocar la campana. Conseguir esa posición en una carrera internacional fue muy emocionante”, cuenta Alba.

La atleta no tenía expectativas de entrar en el top 10 debido a la alta competencia en estas carreras. “En estas carreras las primeras posiciones están muy solicitadas. Hay gente que viene de Estados Unidos, Japón, Latinoamérica, etc y no es fácil. Es una carrera de gran prestigio donde compiten los mejores de cada sitio. Estoy contenta, pero creo que hay mucho margen de mejora. Seguiremos entrenando para intentar entrar en el top 3.”

El año pasado, la alcoyana también participó en la carrera pero, con el cambio de vista, la experiencia ha sido mejor. “Me gustan las carreras largas y competí en los 55 km con gafas graduadas. En los Pirineos el tiempo siempre sorprende y en este caso diluvió. Empecé la carrera en el top 10 hasta que empezó a llover y se me mojaron las gafas. Veía gotas de agua y eso hizo que bajase el ritmo y me cayese hacia abajo, entrando en la posición 19. Ir con un pañuelo para secar las gafas porque sino no ves nada desmotivaba mucho y tiré la toalla en la bajada. En comparación, este año ha sido mejor en cuanto a poder moverme tranquilamente por la montaña. Algún día volveré a la PDA para remontar esos puestos”, asegura Alba.

Con sensaciones positivas Sanegre encara el último objetivo del calendario: El Mont-Blanc, la cuna del trail, que se celebrará a finales de agosto. “Vamos a Chamonix, Andrés y yo. Él consiguió el pase directo y yo pude apuntarme a la Sky de 15 km. Estoy muy contenta porque es la carrera de las carreras. Podré aprender mucho de los grandes corredores. Voy sin presión, pero obviamente me gustaría estar en el top 10”, confiesa. Hasta la cita esperada tiene mes y medio para entrenar. “Prepararse con calor es más difícil, pero sacaremos horas de donde sea, por la mañana o por la noche, para poder empezar a entrenar y poder conseguir una posición aceptable”.

De cara a competiciones futuras no tiene ninguna carrera en mente. “Me gustaría empezar otra vez a correr maratones y larga distancia, pero quiero estar bien entrenada para evitar cualquier tipo de lesión”, concluye Alba.

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