Una lección de paz y valores
Un proyecto del Col·legi Sant Vicent conecta Alcoy con la ciudad japonesa de Hiroshima
Maria Amparo Pérez, profesora de tercero de primaria y próxima a la jubilación, ha cerrado su trayectoria educativa con un proyecto que no solo ha cautivado sus alumnos, sino que también ha traspasado fronteras, llegando hasta el corazón de Hiroshima. Inspirada en la historia de Sadako Sasaki, una niña japonesa víctima de la bomba atómica, Maria Amparo ha transmitido a sus estudiantes una lección profunda sobre la paz, la superación y la importancia de los valores humanos.
Todo empezó cuando Maria Amparo, conocedora de la historia de Sadako desde hacía muchos años, decidió que esta sería una lección especial que contar a sus alumnos. Sadako Sasaki tenía solo dos años cuando la bomba atómica devastó Hiroshima. Años después, la radiación le causó leucemia, y mientras luchaba contra la enfermedad, empezó a hacer gruyas de papel inspirada por la creencia de que si conseguía mil, su deseo de curación se haría realidad. Desgraciadamente, Sadako murió antes de completar su trabajo, pero sus compañeros de escuela acabaron las mil gruyas en su honor.
La maestra introdujo la historia con preguntas para reflexionar, como qué es una guerra, o qué consecuencias tienen las bombas. Así, abrió un espacio de aprendizaje y diálogo. Los alumnos conectaron inmediatamente con la historia, emocionándose con su coraje. Para profundizar en el proyecto, leyeron cómics, investigaron sobre suhistoria y, sobre todo, reflexionaron sobre los valores de la paz y la solidaridad.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando una alumna, afectada por la enfermedad de su perrita, decidió dedicarle una gruya. Otros alumnos también se implicaron intensamente, como uno que compró un libro sobre Sadako y regaló gruyas a todos los compañeros. Esta entrega por parte de los alumnos evidenció, según Maria Amparo, como de impactante puede ser una historia, capaz de tocar las emociones y despertar valores en los niños.
El punto culminante del proyecto fue la participación directa en una iniciativa global. Durante su investigación de información, Maria Amparo descubrió que el Parque de la Paz de Hiroshima, donde se encuentra el monumento a Sadako, acepta gruyas de papel de todas partes del mundo. Animados por la maestra, los alumnos crearon 18 gruyas y redactaron una carta explicando su experiencia con la historia de Sadako. Esta carta se tradujo al valenciano, castellano, inglés y japonés.
Después de meses de espera, cuando ya parecía que la respuesta no llegaría nunca, en octubre recibieron una carta desde Hiroshima. Esta respuesta inesperada llenó de orgullo tanto a los alumnos como Maria Amparo, cerrando el círculo de un proyecto que había empezado con una pequeña lección y había culminado con un impacto internacional.
Maria Amparo reflexiona sobre cómo sus alumnos han vivido este proyecto, destacando que no solo habían aprendido sobre Sadako, sino que habían conseguido ponerse en su lugar, sentir su dolor y comprender el valor de la lucha. Cuando algunos niños le decían que la historia les parecía “muy triste”, ella les hacía ver que “la vida también puede tener momentos difíciles, pero que hay que afrontarlos con valentía y coraje”.
El trabajo no solo se ha quedado a las paredes del aula. Muchos padres han compartido con Maria Amparo, cómo sus hijos explicaban la historia a casa, extendiendo el impacto del proyecto más allá del colegio. Para ella, esta es la recompensa más grande, saber que está contribuyendo a “formar personas con empatía, valores y conciencia”.
El proyecto, iniciado en el mes de mayo y culminado en octubre, ha resultado muy enriquecedor, tanto por el compromiso de los niños como por la forma en que han entendido y aplicado los valores de la paz y la solidaridad, combinando la transmisión de valores con actividades creativas y significativas.