Una jornada para poner en valor la actividad de las mujeres empresarias
Cuatro empresarias narran su experiencia y cuentan cómo en ocasiones han sentido el rechazo por su condición femenina
“He vivido situaciones desfasadas en mi trabajo, pero quiero pensar que es debido a la falta de costumbre”, afirma Leticia Jordá, gerente de Oleohidráulica Jordá, dedicada al mantenimiento y reparación de maquinaria industrial. La empresaria alcoyana asegura que “la igualdad es real desde mi experiencia” y que por ello “no me gusta hablar de hombres y mujeres”, sino “normalizar la situación”. Un trabajo que afronta desde la “empatía” y de una forma “humana”, “preocupándome por las personas que tengo a mi cargo”, remarca.
Leticia Jordá es una de las cuatro empresarias que participaron en la jornada celebrada en la Cámara de Comercio, organizada por el Ayuntamiento de Alcoy y FEDAC (Federación Empresarial de l’Alcoià-Comtat), en colaboración con el CEEI Alcoy-Valencia. El objetivo era poner en valor la actividad de las mujeres empresarias que lideran firmas que han sabido adaptarse a los cambios que impone la nueva coyuntura.
A través de sus casos y experiencias dieron a conocer cómo es su día a día llevando adelante empresas de distintos sectores, donde en ocasiones han experimentado de primera mano el problema de la desigualdad de género en el trabajo.
Liana Jordá afirma, como su compañera, que “todos, hombres y mujeres, valemos si realmente tienes claro lo que quieres y trabajas duro para conseguirlo”, una filosofía que dice haber heredado de su padre, el que fuera propietario de la cadena de pastelerías Dulces Hispania. Liana, por su parte, lidera la firma Top Nimbos, una empresa que originariamente fabricaba toppers para colchón y en la actualidad ha diversificado su producción hacía artículos para el descanso en general.
La joven, que en 2012 aparcó su anterior profesión como enfermera para emprender este negocio en solitario, cuenta en estos momentos con un equipo de trabajo compuesto en un 70% por mujeres. “Pero no por esto significa que seamos mejores, lo importante es la unión del equipo”, remarca, al tiempo que recuerda que una de las pocas veces que ha sufrido en carne propia el rechazo por el simple hecho de ser mujer fue “en una ocasión que el cliente era el dueño de una cadena de hoteles árabe, que no quiso firmar porque era yo la que iba a cerrar el negocio, le dije que entonces nada, al final compró a través de un intermediario”, recuerda.
El caso de Magda Álvarez, propietaria junto a sus dos hermanos de Calzados Álvarez, es bien distinto. “Yo nací en la tienda, nunca he sentido rechazo por parte de los proveedores por ser una mujer con la que tienen que tratar”, claro que en el sector del comercio y de la venta de moda al que pertenece, es distinto al industrial por ejemplo, reconoce la empresaria. Quizá la que más puede contar sobre el hecho de trabajar en un mundo de hombres es Lucía Pascual, que ha heredado de su padre la empresa Transportes Pascual. Le acompañan en este reto sus hermanos y varios familiares más, y algunos también son mujeres. “Imaginaos tener que dirigirse a los camioneros más mayores, pues hay a quien no le hace ninguna gracia que le mande una mujer, y menos si encima es más joven que él”, asegura.
Lucía asumió la gerencia de la empresa hace tres años y resalta que tiene por delante dos retos: el de la digitalización del negocio y el de reducir las emisiones de CO2 de la flota de vehículos. Sin embargo, la empresaria se muestra optimista y dispuesta a formarse para afrontar la nueva era. “Tengo como espejo a mi madre, que supo y pudo realizarse (era maestra y además, según cuenta, trabajó codo con codo en la empresa junto a su marido) en una época mucho más difícil que la mía”, remarca. En este sentido, la gerente de Transportes Pascual reconoce que tuvo sus “dudas” a la hora de afrontar el relevo de su padre “pero pensé que si mi madre lo había hecho, por qué yo no, aunque es verdad que me hice adelante porque sabía que contaba con el apoyo de mi familia”, incide.
Pascual coincide con el resto de ponentes de la jornada en que “ser mujer empresaria hoy en día forma parte de la normalidad”, pero por otra parte hace hincapié en que “no nos lo ponen fácil muchas veces, no puedes dejar de formarte y de aprender cosas nuevas cada día”. Y es que las mujeres reconocen que más allá de las exigencias personales, esas que cada una se impone a sí misma, están las otras, las que les demanda el mercado laboral y que dificultan la equidad de género. “Así que mientras haya esta mentalidad habrá que seguir visibilizando nuestro trabajo”, concluyen.