Un valor optimista

Los datos objetivos son aquellos que tienen una difícil replica y mediante los que se demuestra una realidad más allá de las posibles interpretaciones que cada uno realice en base a su visión u opinión.

Las cifras del Campus de Alcoy de la UPV en los últimos años son irrefutables: un crecimiento plasmado en nuevos alumnos, en nuevas infraestructuras y en nuevos estudios que no dejan a un lado la esencia familiar y cercana de esta universidad que cada año trae a nuestra ciudad miles de personas jóvenes, que sin duda, son el futuro, tanto ellas como su talento.

Todos coinciden. Empresarios, administraciones públicas, y por supuesto, el propio Campus y su raíz, la Universitat Politècnica de València, están de acuerdo en el motor que supone el campus en cuestión para nuestra ciudad, y también para nuestro entorno.

No es extraño encontrar ejemplos de empresas que ahora son un referente con líderes que han salido de las aulas de Ferrándiz y Carbonell, el Campus lo sabe, lo muestra, lo potencia y lo pone como ejemplo, siendo conscientes además de que las herramientas y recursos son ahora todavía mayores.

Esas herramientas y recursos no han llegado porque sí, ni mucho menos, como casi nada en esta vida.

Detrás hay una convicción de muchos años de la valía del Campus, de su potencial y en estos últimos años, de una visión clara y de una seguridad absoluta en un proyecto que, a priori, podía costar de creer y de interiorizar teniendo en cuenta que no somos capital de provincia, y que las limitaciones eran las que eran.

Sin embargo, en muy poco tiempo –para lo que son los trámites burocráticos y administrativos, y teniendo en cuenta la envergadura de las iniciativas–, y a modo de ‘pico y pala’, aquello que antes era una idea, pasó a estar plasmado en un papel, y después en una realidad, como el día de la cesión oficial del edificio Bambú o cuando hace no demasiado tiempo se inauguró un nuevo y moderno laboratorio en Carbonell, o también cuando se oficializó el retorno del arraigado textil una década después.

Me remonto a mi época universitaria, y todas estas palabras tendrían muchísimo menos sentido del que les doy ahora, sin embargo, creo que muchos alumnos del Campus de Alcoy de la UPV son conscientes de dónde estudian y del futuro que se proyecta de él.

Así se reflejó también en las pasadas elecciones, con una participación muy destacada, todo y que muchas de las personas que estaban detrás de los votos, de cualquiera de ellos, no verán los frutos de por lo que hoy se está trabajando, o sí, nunca se descarta volver al lugar que te ha hecho feliz y que has sentido como casa.

Evidentemente, no todo es perfecto, y son muchos aspectos y ámbitos en los que se debe de trabajar de forma continua, y teniendo en cuenta las máximas visiones posibles, pero sin duda, el Campus de Alcoy de la UPV es un gran valor de nuestra ciudad y entorno, es un valor optimista.

SHEILA GARCÍA. Periodista