Un ateo cristiano
Hace muy poco tiempo que ha pasado la Navidad. Ha sido algo efímero. ¿ Yqué nos ha quedado? Dicen que antes la Navidad tenía un sentido más íntimo y religioso. Ahora cada vez se hace más pagano y superficial. Lo único que nos queda es, quizá, el recuerdo de una velada agradable con amigos o familiares, algún regalo que a lo mejor no nos sirve para nada, pero que expresó el cariño de los otros. Eso es todo. En algunas situaciones de crisis puede tener un sentido más profundo. En las numerosas guerras que han tenido lugar en el mundo en el curso de los siglos, llegada la Navidad, en algunas ocasiones se ha establecido una tregua. Uno, dos días, las personas han dejado de matarse. Inmediatamente después han reemprendido las hostilidades.
Es decir que de poco ha servido la celebración del nacimiento de Jesús. Y ahora viene el tiempo de la Semana Santa, donde se recuerda la muerte y resurrección de Jesucristo. Y de nuevo pasará por nuestras vidas sin pena ni gloria. A pesar de misas, procesiones y demás parafernalias, la mayoría de personas viven como un ateo cristiano. Título que me he apropiado, con el permiso pertinente, de un gran escritor, periodista y mucho mejor persona Ramón Climent. En un “wasapeo” entre ambos me escribió esta frase y de inmediato le pedí permiso para un artículo, a lo que aceptó encantado.
Y me vino la idea para este artículo, ya que son muchas las personas que celebran Navidad, Semana Santa y otras fiestas religiosas sin tener ningún tipo de fe. Me resulta muy impactante escuchar a muchos que no creen en nada y sin embargo los vemos participar en procesiones y con cara compungida en misa. Algo antagónico e ilógico. Una vez más somos una cosa y queremos aparentar otra, pero para Dios no hay engaño pues lo sabe todo de cada uno de nosotros.
Somos libres de creer o no, de seguir una religión u otra pero es fundamental ser consecuente con lo que somos y creemos.
Leed lo que el propio Jesús dijo en el libro de S. Mateo 7: 21-23 “ No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos”.