Un año del peor accidente de Jacobo Santana

El alcoyano ha vuelto de forma progresiva a los entrenos, pero no competirá hasta que le quiten la placa de la clavícula

Un año del peor accidente de Jacobo Santana
Santana reconociendo el circuito de la Copa del Mundo con la selección femenina.

Hace exactamente un año, Jacobo Santana vivió una de sus peores pesadillas. El 2023 había sido un año casi perfecto para él: triple campeón de España, campeón de Europa y todo esto en su regreso al ciclismo tras cinco años sin competir. Todo parecía indicar que estaba en el camino correcto para defender su título de campeón del mundo ganado en 2022. Sin embargo, un accidente grave cambió drásticamente el rumbo de su temporada, y de su vida.

En agosto del pasado año, Santana llegó a los Campeonatos de Europa de DH, disputados en la estación de Les Menuires, Francia, en plena forma y con gran confianza. Había logrado el mejor tiempo en los dos primeros parciales del circuito y todo apuntaba a que podría ganar la competición. Pero en la parte final del recorrido, en una sección rápida del circuito, sufrió una caída que arruinó su sueño de triunfo. La caída no solo le hizo perder la carrera, sino que también le provocó graves lesiones: fractura de clavícula y nueve costillas rotas. Las heridas resultaron ser aún más graves cuando, ya en el hospital, los médicos detectaron un neumotórax con sangrado en el pulmón, una complicación seria que podría haber tenido consecuencias aún más fatales.

El tiempo en el hospital fue difícil tanto física como emocionalmente. “Estuve nueve días en la UCI. Al ingresar, me hicieron un escáner y me detectaron un neumotórax, la clavícula fracturada por cuatro sitios y nueve costillas rotas. El neumotórax era en ese momento lo más grave, y enseguida me pusieron un drenaje. A los dos días me operaron de la cuádruple fractura de clavícula. Los primeros siete días lo llevé bastante bien, pero a partir de ahí empecé a encontrarme muy mal por el tema de la medicación. Al noveno día, tras ver que el neumotórax había evolucionado bien, contratamos una ambulancia para llevarme de vuelta a España, donde también estuve ingresado seis días más en el hospital”, relata Jacobo, describiendo lo delicado de su estado.

Recuperarse de un accidente tan grave no fue fácil. “Los dos primeros meses fueron de reposo absoluto, y a partir de ahí ya empecé a realizar ejercicio físico”, explica. Aunque no tuvo un seguimiento médico exhaustivo, Jacobo confió en sus propias sensaciones y fue aumentando gradualmente su nivel de actividad. “La verdad es que mucho seguimiento no me hicieron, fui más a sensaciones mías, conforme iba mejorando hacía más cosas”, añade, mostrando cómo su intuición y conocimiento de su propio cuerpo fueron claves en su recuperación.

El regreso al entrenamiento no fue inmediato, pero Jacobo se reincorporó a la bicicleta tan pronto como se sintió capaz. “A los dos meses y poco creo que ya empecé a salir con la bici de carretera. El dolor de costillas ya había desaparecido y era tiempo de probar sensaciones encima de la bici por asfalto”, recuerda. Sin embargo, retomar la bicicleta de montaña, su verdadera pasión, tomó un poco más de tiempo. “La bicicleta de montaña tardé algunos meses más en cogerla. En enero me dieron el alta médica y ya empecé a montar por montaña. Miedo no, más bien respeto por intentar no tener una caída y darme en las zonas fracturadas”, confiesa, reflejando la combinación de entusiasmo y precaución que marcó su regreso.

A pesar de estar en mejor estado físico, Jacobo ha decidido no apresurarse a volver a competir. “De momento no he vuelto a competir. Este otoño tengo la intención de operarme para quitarme la placa que llevo en la clavícula. He sido en este aspecto un poco conservador, ya que un eventual golpe en esa zona podría suponer una múltiple fractura por los tornillos que sujetan la placa”, explica, subrayando la importancia de la paciencia y prudencia. Hoy en día, Jacobo reconoce que todavía no está al mismo nivel que antes del accidente, pero no se deja vencer por la frustración. “Las sensaciones son buenas encima de la bici, pero lo dicho, hasta que no me quite la placa no quiero arriesgar demasiado y mucho menos competir”, afirma.

Al mirar atrás, Jacobo reflexiona sobre el accidente y cómo ocurrió en un lugar inesperado del circuito. “La verdad es que nunca, viendo lo complicado y peligroso que era el circuito, me hubiera imaginado caerme donde me caí. Digamos que ya había salido de las zonas más peligrosas del trazado, pero como los tiempos con mi principal rival estaban muy ajustados, había que intentar arañar décimas de donde fuera. Ese ímpetu de pedalear fuerte fue el que me hizo cometer el error que me costó la caída”, explica.

Con perspectiva, Jacobo ha aprendido una lección valiosa de su caída: “Sobre todo que donde menos te lo esperas está el peligro. Es un deporte de alto riesgo debido a la velocidad y a las dificultades técnicas que te encuentras en la montaña. En una décima de segundo que te relajes puedes sufrir una caída como la que tuve y tirar todo un año a la basura”, reflexiona.

Mirando hacia el futuro, Jacobo tiene claro que sus próximos pasos dependerán de su recuperación total. “Una vez me operen y me quiten la placa de la clavícula será el momento de valorar lo que voy a hacer la temporada que viene. De momento, estoy ilusionado con ir a finales de este mes a los mundiales de mountain bike que se celebran en Andorra como técnico de campo para ayudar a reconocer los circuitos a todos los deportistas seleccionados de todas las categorías, incluidos los olímpicos”, concluye. Aunque el camino por delante aún es incierto, su pasión por el ciclismo y su compromiso con la mejora continua siendo la fuerza impulsora de su regreso al deporte que se lo ha dado todo.

 

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