Un alcoyano en Roland Garros
Carlos Matarredona deja el tenis de competición e inicia su etapa como entrenador con la noruega Emily Sartz, Top 20 del mundo Sub’18
Las decisiones deportivas marcan un cambio radical en la vida de quienes las toman. Carlos Matarredona, con su raqueta como compañera fiel durante años, ha decidido dar un giro en su carrera: dejar de competir, por el momento, para adentrarse en la faceta técnica.
El proceso de transición no es solo una cuestión deportiva, es una transformación que impacta en todos los aspectos de la vida. Cambiar la rutina de entrenamientos y partidos por la responsabilidad de formar y guiar a otros deportistas, es una decisión que implica sentimientos encontrados, sueños cumplidos y nuevos retos por delante.
El tenista rememora con nostalgia el sueño que desde niño lo impulsó a esforzarse día tras día, hasta cruzar el océano para competir en EEUU. “Soy consciente de lo afortunado que he sido de vivir la experiencia en EEUU, pero me lo he trabajado. Si llegué a competir allí y a conseguir todo lo que he conseguido es porque desde pequeño he sacrificado muchas cosas. No ha sido un camino de rosas, también he sufrido y he llorado por el tenis”. Asegura el alcoyano.
Sin embargo, llegar al punto en el que ese sueño cumplido se ha terminado, ha marcado el inicio de un nuevo capítulo, uno en el que Carlos ha tenido que despedirse de lo que ha sido su rutina durante casi dos décadas. “Muchos deportistas hablan del proceso de duelo cuando decides dejar de competir, pero nadie te prepara para pasar por eso”, reflexiona Carlos.
Después de cinco años como tenista becado al otro lado del charco, su etapa concluyó a finales de mayo del pasado año. Fue entonces cuando surgió la oportunidad de unirse a la prestigiosa academia ‘Mouratoglou’ (Cerdeña), considerada una de las más importantes del mundo del tenis. Durante cuatro meses, Carlos adquirió conocimientos valiosos y contactos que le abrieron nuevas puertas. Sin embargo, la etapa más dura llegó en septiembre.
“Durante mi estancia en Cerdeña estuve ocupado y no me dio tiempo a pensar sobre mi futuro. Pero cuando volví a España, en septiembre, me dio un golpe de realidad. Aquellas primeras semanas fueron muy difíciles, ya que me di cuenta de todo lo que había sido desde los seis años hasta ese momento y que tenía que tomar una decisión, que fue dejar de competir”.
Es evidente que el aspecto económico, dado que el coste de jugar al tenis en Europa es alto, jugó un papel importante en su decisión. Sin embargo, como explica Carlos Matarredona: “El factor determinante fue el desgaste mental y físico que supone la dedicación plena a la competición. Necesitaba un parón, y seguir como entrenador era una de las mejores formas de “parar”, respirando tenis día a día”.
Con la decisión tomada, el tenista confiesa que “a día de hoy no me he hecho la idea de que esa etapa de 17 años como jugador ha terminado, que el Carlos tenista ya no existe y que probablemente no vuelva a existir. Pero sí que es verdad que la etapa de septiembre a enero me ayudó a reconciliarme conmigo mismo y a entender que esa faceta de mi vida ya se había acabado”.
Tras recibir varias ofertas a escala internacional, en febrero, Carlos Matarredona tomó la decisión de unirse al reconocido ‘Arena Alicante Competición’ como entrenador. Esta academia era ya conocida para él, pues había pasado por ella como jugador, lo que le brindaba confianza en el proyecto.
Dirigida por Santiago Ventura, ex tenista que ganó la Copa Davis con España en 2008, y Pedro Rico, quien también jugó en Estados Unidos, y ha sido entrenador durante más de cinco años de Casper Ruud –Top 10 del ATP–, la academia representa un entorno ideal para que el alcoyano pueda aprender y nutrirse al máximo de estas figuras.
A día de hoy, además de entrenar a 12 jugadores de diversas edades, Matarredona asume el rol de entrenador a tiempo completo de la noruega Emily Sartz Lunde, una joven promesa del tenis con quien comparte similares estilos de juego.
Actualmente está posicionada en el Top 20 del ránking sub-18 y el objetivo es entrar en el Top 10 para finales de año. “La primera gira que vamos a preparar es la de Roland Garros, que es la primera semana de junio, acompañado de torneos previos por Europa para entrar bien en la competición de París”, cuenta el alcoyano.
Con el inicio de esta nueva etapa profesional, Carlos Matarredona tiene claro su objetivo: “Transmitir el amor y el cariño que le tengo al tenis. Es el deporte que me lo ha dado todo. Quiero hacerles llegar con mis experiencias todo lo bonito que nos puede dar el deporte, ya que independientemente de lo lejos que llegues como jugador, los valores que te aporta el tenis son muy positivos”.
El origen de este amor por la modalidad deportiva se remonta a su infancia, en especial a su tío, el tenista alcoyano Miguel Valor. “Para mí ha sido y sigue siendo un referente, siempre he mirado cómo ha hecho las cosas y mi motivación de ir a EEUU viene por él. Le estaré eternamente agradecido por todo lo que me ha aconsejado y todo lo que ha hecho por mi”.
A pesar de cerrar esta etapa competitiva, Carlos Matarredona no descarta la posibilidad de volver a competir en el futuro. Sin embargo, en este momento se encuentra feliz con su nueva trayectoria. “No puedo decir que no volveré, pero donde estoy ahora soy feliz. Siendo tan joven sería muy precipitado decir que no algún día, pero, a día de hoy, es más un no que un si”.